Nació en Bercianos de Vidriales (Zamora) el 9 de julio de 1902. De su infancia y adolescencia, transcurridas en Argentina, guardó muy vivo el recuerdo de la leyenda inscrita en la fachada del colegio: “Lo que más vale en este mundo es ser bueno”.
Se doctoró en filosofía y en teología en la universidad de Comillas. Fue ordenado sacerdote en Astorga el 25 de julio de 1926. Como párroco de Baeza se entregó a la enseñanza del catecismo, a los pobres y enfermos, a la promoción de la vida espiritual de sus feligreses y a la magnificencia del culto.
Siendo vicario general funda el instituto secular Misioneras Apostólicas de la Caridad, que posibilitara la vida consagrada en el mundo.
Fue obispo auxiliar de Oviedo y posteriormente de Tudela. Supo descubrir la presencia del Señor en medio de las tribulaciones. El año 1969 presentó la dimisión como obispo de Tudela. Nuevamente en la Bañeza, se dedica al instituto por él fundado.
Fue Padre conciliar del Vaticano II. Falleció el 2 de julio de 1972 este sacerdote-obispo que “pasó haciendo el bien”.