Nació en Madrid el 15 de septiembre de 1810. Tenía Jerónimo un espíritu inquieto, amante del saber e inclinado a hacer el bien. A los 14 años entra en la Orden Cisterciense. Obligado a abandonar el claustro por el gobierno Mendizábal, continúo su vida de monje.
Fue párroco y posteriormente profesor de griego en la Universidad Central de Madrid. El año 1845 se embarca para Guinea. Es el primer misionero apostólico de Fernando Poó, donde realizó una intensa labor.
De nuevo en España por motivos de salud, ejerció como párroco y avaló su vasta cultura superior con exámenes en la universidad. El año 1848 se embarca hacia las Antillas. Fue gobernador de la diócesis de Santiago de Cuba hasta la llegada de San Antonio María Claret.
En Puerto Príncipe desempañó varios cargos eclesiásticos. Ve que es necesaria la presencia de religiosas. Regresa por ello a España donde funda la Congregación de Hermanas del Amor de Dios.
Obligado a retornar a las Antillas, fue Deán de la diócesis de La Habana. Allí creó diversas instituciones a favor de los niños y de la mujer. Falleció el 17 de mayo de 1891. Ha sido reconocidas la heroicidad de sus virtudes.
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