Sevillano de nacimiento, estudia la carrera eclesiástica en Salamanca. En 1557 recibe las órdenes mayores e imparte clases en la universidad salmantina.
Como obispo de Badajoz, primero (1562), y de Valencia, después (1569), socorre con largueza a los pobres y emprende la reforma de costumbres entre el pueblo y el clero. Los sínodos (uno en Badajoz y once en Valencia) y las directrices de Trento son los medios a los que recurre para la reforma.
Por D. Álvaro de Mendoza se entera de la reforma teresiana del Carmelo, y le pide a M. Teresa una fundación en la diócesis levantina, que dependiera directamente del obispo valenciano. Teresa de Ávila no puede aceptar esta propuesta, pero Valencia no se quedará sin su monasterio reformado. El 18 de diciembre de 1597 nace el convento de San Cristóbal de Valencia, de Agustinas Canónigas, bajo la regla de S. Agustín y con las constituciones que Teresa de Ávila había dado a sus Descalzas. Posteriormente vinieron los monasterios de Denia, Valencia y Almansa –en vida del Fundador–. Tras su muerte (6 de enero de 1611) surgen nuevas fundaciones: Benigánim, Ollería, Segorbe, Murcia y Javea. Todas ellas tienen un mismo nombre: Agustinas misioneras de San Juan de Ribera.
Se celebra su fiesta el 6 de enero.
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