Nació en Mora (Toledo) el 18 de septiembre de 1881. Fue ordenado sacerdote el 9 de abril de 1905. Trabajó intensamente en la formación humana, espiritual y pastoral de los seminaristas, con la convicción de que el trabajo por las vocaciones sacerdotales es el apostolado más nuclear de la Iglesia. Fundó el “día del seminario”. De 1927 a 1933 fue rector del pontificio Colegio español de Roma. Director general de la Hermandad sacerdotal, desde 1933, “puso en práctica los medios par conseguir una vida espiritual robusta en la Institución”. “Sus grandes virtudes: celo por la gloria de Dios, amor ardiente y entrañable a Jesucristo y el celo por las almas, manifestado en el trabajo incansable”.
Como “brote de su ideal sacerdotal” surgió la fundación de las Discípulas de Jesús. Le abrasaba la sed del martirio, anhelaba “ser pulverizado por Cristo, y así pulverizado, cantar la gloria de Dios”. El 23 de julio de 1936 daba testimonio martirial de su fe y de su sacerdocio. La fundación por él ideada vería la luz el 31 de enero de 1940. Fue beatificado por Juan Pablo II el 1 de octubre de 1995.