San Antonio María Claret y Clarà C.M.F. (en catalán: Antoni Maria Claret i Clarà) (Sallent, 23 de diciembre de 1807 - Abadía de Fontfroide, 24 de octubre de 1870), español, arzobispo de Santiago de Cuba y confesor de la reina Isabel II de Borbón. Fundador de la Congregación religiosa católica de los Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de María (Misioneros Claretianos) (Cordis Mariae Filii -C.M.F.-) el 16 de julio de 1849 y, con la venerable María Antonia París de San Pedro, de la Congregación de las Religiosas de María Inmaculada Misioneras Claretianas el 27 de agosto de 1855. Es patrono de estas congregaciones, los claretianos, co-patrón de la Diócesis de Canarias y de los tejedores.
Quinto hijo de Juan Claret y de Josefa Clarà, fue bautizado como Antonio, y solamente más tarde, en su ordenación episcopal, incluirá el nombre de María en el suyo por devoción a la madre de Jesucristo. San Antonio María Claret iba con frecuencia con su hermana Rosa a llevarle flores a una capilla. Trabajó en los telares de su padre desde los doce años. Ya con diecisiete, su padre lo envía a la escuela Comercial de La Lonja en Barcelona para apoyar su carrera como industrial textil. A pesar de su prometedor futuro, después de cuatro años regresa a Sallent, su pueblo natal, e ingresa en el seminario de Vich con 22 años. Su primera intención es hacerse cartujo, pero no la llevará a cabo. Se ordenó finalmente sacerdote en 1835 en Solsona. En 1839 viaja a Roma con la intención de ingresar en la Propaganda Fide (Propagación de la Fe) y prepararse para convertirse en misionero, pero un año después regresa a España por motivos de salud.
De nuevo en Cataluña, se le confía la parroquia de Viladrau. Viajará mucho por las tierras catalanas entre 1843 y 1847 hasta que es enviado por el obispado a Canarias. En 1848 fundó la Librería Religiosa, a través de la cual intenta luchar a favor de la fidelidad a la religión católica dentro del país. En 1849 regresa a Vich, donde funda la Congregación de los Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de María junto con los sacerdotes Esteve Sala, Josep Xifré, Manuel Vilaró, Domènec Fábregas y Jaume Clotet y casi inmediatamente recibe la notificación de su nombramiento como arzobispo de Santiago de Cuba, el 20 de mayo de 1850, a donde se traslada un año después. Fue consagrado el 6 de octubre de 1850 por Llucià Casadevall Duran, obispo de Vich, actuando como co-consagrantes Josep Domènec Costa i Borràs, obispo de Barcelona, y Florencio Costa y Montón, obispo de Gerona.
En Cuba, con la madre María Antonia París, fundó el Inmaculado Corazón de María en 1855. En 1856 sufre un atentado durante una visita a Holguín y un año más tarde vuelve a España al ser nombrado confesor de la reina Isabel II. La reina lo elige también como protector de la iglesia y del hospital de Montserrat de Madrid, y en 1859 Presidente de El Escorial. Además ostentará el título, un tanto honorífico, de arzobispo de Trajanópolis in partibus infidelium (en país de infieles).
Con motivo de la revolución de 1868 tiene que exiliarse a París junto con la reina, donde funda las Conferencias de la Sagrada Familia.
En 1869 participa en la preparación del Concilio Vaticano I, en el que interviene defendiendo la infalibilidad pontificia. Posteriormente se traslada a la comunidad que sus misioneros tienen en Prades (Francia), pero tendrá que refugiarse en la abadía de Fontfroide al ser perseguido por motivo de sus vínculos políticos con la corte de Isabel II. Allí fallece a los 63 años, el 24 de octubre de 1870. Sus restos mortales se trasladaron a Vich en 1897. Es beatificado por Pío XI el 25 de febrero de 1934 y canonizado por Pío XII el 7 de mayo de 1950.