Tres mujeres distintas por carácter y por cualidades: Clara Cantó (* 11.XI.1843 † 27.X.1907), Mónica Mujal (* 5.X.1854 y † 5.VI.1906) y Querubina Samarra (* 27.VII.1860 y † 26.X.1934), armonizadas en perfecto acorde. Clara era intuitiva y contemplativa. Mónica, servicial y realista pedagoga. Querubina, siempre buscadora de la verdad.
Estas tres mujeres formaron la primera comunidad de Agustinas Misioneras, aceptadas por la Iglesia como Congregación el 6 de mayo de 1890. Clara enseñó a rezar. Mónica fue modelo de maestra. Querubina fue un ejemplo de inquietud y de perseverancia. Estas tres grandes mujeres transmitieron a sus hijas: Interioridad y búsqueda (para experimentar a Dios como maestro interior), vida común (para vivir en unidad la fraternidad que Dios ha soñado para todos los hombres) y fidelidad-servicio a la Iglesia (ofreciendo ayuda a quienes la necesitan).
De este modo trabajan las "Agustinas Misioneras" enseñando, como lo hizo la comunidad fundacional.