Nació en Lérida el 19 de mayo de 1823. Su personalidad se fue forjando ya en el hogar. Intuye lo que Dios quiere de ella, pero se resiste. Dios espera pacientemente, hasta que el 19 de junio de 1862 nace en la Iglesia la Congregación de Misioneras Esclavas del Inmaculado Corazón de María. Es que, viendo a las jóvenes marginadas, “se me parte el alma –decía–, las considero como hijas propias a las que tengo que ayudar”. Conoció las dificultades de los comienzos. Personajes ilustres, como San Antonio María Claret, alaban la obra ya comenzada y la animan a no desfallecer, ya que dará grandes frutos en la Iglesia. Si hoy viera M. Esperanza la juventud de nuestros pueblos y ciudades, sentiría el mismo dolor. Así lo viven sus hijas, que continúan prodigando ayuda a las jóvenes de otros continentes. Murió M. Esperanza el 5 de agosto de 1885.