
He aquí una colombiana polifacética: pedagoga, misionera, fundadora, mística y escritora. Estudió magisterio en la normal de Medellín (Colombia). Nació el 26 de mayo de 1874. Combinó su docencia con la acción apostólica entre los campesinos y los pobres de la ciudad. Su experiencia de la paternidad divina y de la encarnación del Verbo alumbra en Laura un deseo incoercible de que Dios sea más conocido y amado por todos.
Ya por entonces le duelen los indígenas: –“Los infieles me dolían como verdaderos hijos, y desde entonces los llamé mi llama”–. El 4 de mayo de 1914 abandona Medellín en compañía de 4 jóvenes, de 2 peones y de su madre. Se encaminan a pie hacia el Urabá antioqueño. Por el camino se les suman tres sacerdotes. El 14 de mayo llegan al territorio de los indios Katíos. Un rancho de paredes de barro y de techo pajizo será la primera casa religiosa de una nueva congregación: Misioneras de María Inmaculada y Santa Catalina de Sena. Los indios ya pueden conocer al Padre y amar a María, como Madre. Madre Laura escribió 23 obras y unas 2.814 cartas.
Murió el 21 de octubre de 1949 –día en que se celebra su memoria–. Fue beatificado por Juan Pablo II el 25 de abril del 2004.