Fuente: upsa.es
El Instituto Teológico de Vida Religiosa (ITVR), agregado a la Facultad de Teología, celebra del 3 al 6 de abril la 53ª Semana Nacional para Institutos de Vida Consagrada, en la que participan, bien de manera presencial u online, hasta 2.000 asistentes. Bajo el lema Comunión y fraternidad: dos tareas siempre pendientes, la Semana ha sido inaugurada por el cardenal Aquilino Bocos, que estuvo acompañado en la mesa por el decano de Teología, Francisco García Martínez; el director del ITVR, P. Antonio Bellella; el superior provincial de los misioneros claretianos, Adolfo Lamata; la directora de la Comisión Episcopal de Vida Consagrada, María José Tuñón; y el secretario general de la Conferencia Española de Religiosos (CONFER), Jesús Miguel Zamora.
El cardenal Bocos, fundador de estas semanas hace más de medio siglo, ha animado a los asistentes “a ser expertos en comunión y a ofrecer a este mundo tenso y dividido en el que vivimos un testimonio inequívoco de fraternidad. Es nuestra mejor contribución a la sinodalidad en la Iglesia y a la paz en todos los pueblos”.
Francisco García Martínez, ha hecho un llamamiento a pensar las palabras que dan título a esta Semana, comunión y fraternidad, a lo grande, pero desde la vida concreta. “Somos llamados a pensarlas a lo grande, es decir, a pensarlas en lo pequeño de nuestras vida y no en el espacio irreal de nuestra mente, que termina por ser un metaverso donde jugamos a sudokus teológicos. Lo pequeño, lo concreto, lo cotidianamente definitorio. Este es el espacio donde las grandes palabras terminan por revelar sus contenidos. Pero, para ello, como ha puesto de relieve el papa Francisco, se quiere una Iglesia y un cristianismo en discernimiento concreto, con ganas de avanzar en la vivencia del evangelio”, ha compartido.
El decano de Teología ha finalizado su intervención expresando el “deseo de que estas dos tareas siempre pendientes, la comunión y la fraternidad, sean reflexionadas para que no terminen siendo mitologías de belleza artificial y puedan mostrar la belleza pequeña, fragmentaria, compañera, alentadora que siempre asoma a tientas en las comunidades religiosas, quizá un poco avergonzadas de esa pequeñez, pero que no dejan de ser verdaderos brotes donde habita la levadura de estas grandes palabras”.
Por su parte, el director del ITVR, ha señalado que la pretensión de esta Semana es “ser un eslabón cualificado de una larga cadena de encuentros significativos, de búsquedas y reflexiones conjuntas, de escuchas mutuas, de discernimientos compartidos, de inquietudes hechas balbuceo, palabra y celebración, de gestos llenos de la Vida con mayúscula que, en estos días de Pascua, sentimos con más intensidad”.