Concluimos esta 50 Semana, tan diferente, pero igualmente magnifica y enriquecedora con uno de los saludos institucionales más esperados, el del misionero claretiano y cardenal Aquilino Bocos Merino, iniciador de estas jornadas de reflexión que hoy se clausuran. Unas Semana Nacional para Institutos de Vida Consagrada en la que, objetivamente, “miles de personas consagradas en los cinco continentes se han podido beneficiar de sus iluminaciones y relatos de experiencias de vida y misión. No han faltado, a lo largo de estos días, el recuerdo hacia los que han padecido el covid 19 y el agradecimiento hacia cuantos han entregado lo mejor de sí mismos para salvar vidas o atenuar sufrimientos”, como enunció el propio religioso claretiano.
“En estos 50 años, entre todos, hemos ido adquiriendo conciencia de que la vida consagrada no ofrece una imagen fija, sino que es una realidad viva que camina, a una con el Pueblo de Dios, y que camina en medio de tentaciones y tribulaciones”, comenzó el cardenal Bocos al inicio de su saludo.
“El Instituto de vida religiosa lleva dentro de sí la mística de la comunión misionera. Desde el principio, adoptó como logo distintivo una casa habitada por la Trinidad y en cuyo centro está el Cordero. María cuida de sus moradores. Es la casa de todas las vocaciones, de todos los carismas y de todas las misiones. Es la casa donde se hace memoria agradecida, donde se ora y da gracias por la fidelidad de tantas Hermanas y Hermanos que entregan su vida hasta la muerte. Mantiene la puerta siempre abierta para la búsqueda, el diálogo, el discernimiento, el mutuo apoyo en el seguimiento de Jesús y en el anuncio de su Evangelio del Reino. Fomenta la misión compartida. En esta casa se dan cita la sabiduría, la contemplación, la profecía, el martirio -el testimonio-, y la audacia misionera. Se respira el precioso ungüento de la gratuidad y se goza de la libertad de los hijos de Dios. Se cultivan las raíces y se fomentan los proyectos de vanguardia. Se respetan las edades con sus oportunidades y obligaciones. En esta casa se confiesan las fragilidades –porque las hay-, pero se practica la reconciliación” afirmó.
Para finalizar, quiso referirse a la situación de la vida consagrada con unos versos de Machado: “Al olmo viejo, hendido por el rayo/ y en su mitad podrido,/ con las lluvias de abril y el sol de mayo,/ algunas hojas verdes le han salido”. Seguidamente, completó diciendo: “La vida consagrada es puro milagro y tiene futuro porque es obra del Espíritu. Nadie la puede legitimar desde el esfuerzo humano”.
Antonio Bellella: “La vida religiosa sigue cuestionando, dispuesta a abrir caminos y llevar la lámpara”
Por su parte, el director del Instituto Teológico y organizador de estos encuentros, quiso dirigirse a los consagrados con un discurso final. “necesitábamos detenernos y preguntarnos sobre nuestro estar en el mundo aquí y ahora. Necesitábamos pararnos a pensar esta cuestión y para ello hemos contado con un grupo extraordinario de pastores de nuestra Iglesia, de conferenciantes, de ponentes en coloquios y mesas redondas, de mujeres y hombres consagrados que con un simple saludo nos han acompañado. Hermanas y hermanos dispuestos a abrir camino y llevar la lámpara. Gracias a ellos, el laberinto se ha ido descifrando; gracias a ellos hemos podido llegar a algunas conclusiones que, sin pretensiones de decirlo todo, sintetizaré en pocas palabras:
- Relación, ya que uno de los peores males que puede atacar a la persona consagrada es el del miedo a relacionarse, y los ponentes no se han detenido únicamente en subrayar la naturaleza relacional del mensaje cristiano, también nos han invitado a preguntarnos por nuestras relaciones, ¿cómo son?, ¿qué expresan?, ¿con quién las establecemos?, ¿dónde las situamos? La invitación a tejer una red de relaciones nuevas ha recorrido trasversalmente la reflexión de estos días.
- Memoria: La memoria de Jesús caracteriza nuestra opción de vida y ha configurado a la vida consagrada desde sus orígenes. Es una memoria tan difícil de abarcar que miles de congregaciones no logran contenerla, pero que paradójicamente cada carisma pone de manifiesto en toda su riqueza.
- Comunión: esta 50 semana no solo ha sido en sí misma una «expresión de comunión», sino que ha optado en todo momento por la colaboración; procurando no una suma indistinta o desordenada de presencias, sino una experiencia coral que permitiera la armonía de voces diferentes entre sí. Paradójicamente la modalidad online, prueba palmaria de que no podemos estar cerca, ha facilitado el acercamiento y aumentado las posibilidades de “comunionar”.
- Vulnerabilidad: La invitación a perder el miedo a la vulnerabilidad es probablemente uno de los mensajes más provocadores de esta Semana. Seguidores que somos de un Cristo humilde y vulnerable, quizá haya llegado la hora de alegrarse de que el brillo del protagonismo se haya acabado…, y de sacar las consecuencias de ello.
- Fecundidad: Quien conoce la vida consagrada por dentro no puede negar algunas evidencias que apuntan a que algo nuevo está naciendo y que en esta Semana ha encontrado un espacio para presencializarse.
- Testimonio: Pues ofrecemos un testimonio de vida espiritual que se caracteriza por el deseo de una espiritual de la proximidad que es cada más fuerte, pues los hombres y mujeres rechazan una vida precocinada y burocrática. Nosotros, que somos la red de reporteros más amplia y cualificada que existe hoy en el mundo, podemos ser también la red de testimonio más grande, al lado de los marginados”