“Estamos estos días queriendo abrir ventanas e itinerarios de la esperanza para nuestra vida consagrada”, comenzó diciendo el Card. Aquilino Bocos en la eucaristía que celebró en la mañana de hoy. “Pero el plan para resucitar la vida consagrada tiene su clave en la vida nueva de Jesús Resucitado”, sentenció a renglón seguido.
El religioso claretiano, en su homilía, recordó que “cuando hacemos memoria de la Pascua apostamos por aquel amor que garantiza la densidad y calidad de nuestra vida fraterna y la fecundidad de nuestra misión evangelizadora”. Pues, al hilo de la lectura del Evangelio, “La presencia del Resucitado desvaneció las dudas y temores de los discípulos. Suscitó la alegría anunciada y comenzaron a actuar como testigos del amor y de la esperanza”. “La vida consagrada, como la vida cristiana, está fundada en esta experiencia de Jesús vivo, que da sentido al dolor y a la muerte y ofrece esperanza de salvación en medio de las adversidades”.
Para Bocos, “el antivirus que posee la vida consagrada ante la confusión y la apatía reinantes es la alegría, fruto de su encuentro con Jesús resucitado”. Así, pese a la extraña pandemia de la desilusión y el desencanto, “este fenómeno callado nos urge volver a los consagrados a nuestras raíces pascuales”. “Reencantar la vida consagrada supone entregar la vida para recobrarla”.
“Los consagrados, con experiencia multisecular, hemos aprendido que Jesús resucitado va delante y sigue contagiando el amor que dio sentido al drama de su existencia y lo está dando a nuestro caminar en la historia. Las iniciativas, proyectos e itinerarios de esperanza que surjan tendrán novedad si dejan transparentar el rostro del Resucitado y están empapados de su vida ofrecida”, finalizó el prelado.
María Elisa Estévez López, IT: “La vida consagrada ha de vivirse en tiendas de campaña, no en estructuras que nos aparten de la gente”
“No podemos ser testigos de esperanza si Él no es”. Así lo aseveraba la Prof.ª María Elisa Estévez López, laica consagrada del Instituto Teresiano en la mañana de hoy, pocos minutos antes de la eucaristía del día, presidida por el Card. Aquilino Bocos. “Avivar el deseo de Dios, del Dios vivo, es una verdad que debemos guardar de forma urgente”, exhortaba la profesora de la Universidad Pontificia Comillas. “Ahondemos en experiencia teologal, pues de lo que haya en el corazón rebosará la boca”, animaba.
En su potente conferencia, la consagrada se preguntó “¿Esperamos ‘un qué’ o esperamos en algo, en Alguien?” y a la luz de su respuesta pidió “purificar nuestros deseos y reordenarlos”.
“Ciertamente la esperanza se aviva cuando compartimos el destino de otros, cuando somos expresión del Dios de la misericordia”. “Nuestro Dios siempre hace camino con otros, y no al margen de nadie. En esa esperanza creció Israel”, explicaba.
El Dios ‘nómada’
Por ello, “la vida consagrada ha de vivirse en tiendas de campaña, no en estructuras que nos aparten de la gente”, sentenció. “Ser testigos de esperanza tiene que ver con compartir, y eso va más allá de la justicia legal, esa a la que tantas veces nos anclamos para defender privilegios”, finalizó.