Monseñor D. Vicente Jiménez saludó con afecto al equipo directivo del ITVR, señalando que éste era el evento más importante de la vida religiosa en España. Agradeció la elección del tema por insertarse en el horizonte de los acontecimientos eclesiales más actuales: la convocatoria del Año de la Fe y el Sínodo sobre la Nueva Evangelización y la transmisión de la fe.
1.- Inmaculada Azorero, HCSA, expuso su trabajo sobre los Institutos en pie de evangelización, con preguntas audaces y respuestas no menos exigentes. Quizá haya sido esta disertación la que ha señalado explícitamente la razón de ser de toda evangelización: si Dios nos habita, opera en nosotros una conversión espiritual que nos impele a predicar la fe en Jesucristo y nos vuelve apasionados por el Reino. Comunicó su experiencia personal de vivir la vida consagrada “en pie de buena noticia”. Dividió el tema en dos partes:
1) Estar, vivir en pie de evangelización, es estar en pie de liberación, de misericordia, alerta para liberar a los hombres y mujeres de nuestro tiempo, reconocer la dignidad de cada una de las personas y mostrarles que tienen en sí mismas la fuerza para echar a andar. Actuar como Jesús actuó, con actitud de ternura, de denuncia, de unión de carismas, de acogida. Inmaculada tomó a Zaqueo (Lc 19,1-10) como modelo de la mutación espiritual que expresa la tarea vivida de la vida consagrada.
2) Mantenernos en pie de evangelización. En este punto de su reflexión, la autora relató la experiencia de vivir el carisma propio (la caridad universal hecha hospitalidad) desde una re-lectura desmenuzada del ser y hacer congregacional.
2. Para seguir profundizando el tema de la evangelización, desde los medios de comunicación, se organizó un panel en el que participaron: Mª Ángeles López Romero, Redactora Jefe de la Revista 21RS, Faustino Catalina, Redactor Jefe del Área Socioreligiosa de la cadena COPE y Jesús de las Heras, Director de la Revista Ecclesia. Cada uno expuso las luces y sombras de la presencia eclesial en los medios.
Mª Ángeles dijo estar convencida de que para evangelizar en estos momentos, hay que hablar más del evangelio y menos de la Iglesia, sin ocultar nada; superar un lenguaje impositivo, excluyente. Equilibrar la tradición con la renovación. Descubrir el rostro encarnado de Dios en los hombres de hoy, en las labores cotidianas de gente que tiene mucho que contar. Hizo una Invitación explícita a las congregaciones a hacerse presentes en los medios de comunicación. Jesús de las Heras apoyó la propuesta de Mª Ángeles: es imprescindible estar en los medios con verdad - con humildad – con puntualidad; estar cuando hay que estar y saber no estar cuando no hay que estar. La Iglesia de hoy debe evitar tanto el derrotismo como la autosuficiencia.
Faustino Catalina también resaltó lo importante que es para la Iglesia estar presente en los medios. Desde ellos puede dar respuesta a muchas inquietudes de la gente. Insistió en que, en este momento, hay que ser testigos sin tener complejos e ir siempre con la verdad por delante, con la conciencia tranquila, dando la cara con libertad. Terminó diciendo que para lograr una óptima comunicación, sería bueno que se organizasen cursillos de formación para que los religiosos sepan estar ante los medios y reaccionar con rapidez cuando hay que afrontar un problema puntual.
Sesiones de la tarde
1- Ahuyentando retazos de sueño que muchos de los participantes traían a cuestas, Luis Alberto Gonzalo Díez, claretiano, con estilo vibrante y planteamientos que arrojan luz allí donde, aparentemente, sólo hay sombras, abrió la última sesión vespertina con una ponencia titulada: A tiempo y destiempo. Algo más que cambiar las formas… contextos para otra identidad. Después de sobrevolar el contexto vital en el que estamos inmersos, el conferenciante abordó cuestiones candentes que se dan en un tiempo de desconcierto e incertidumbre. También en "tiempos rescios", desde la madurez y la libertad pueden hallar razones más que convincentes y descubrir, también en ese tiempo, oportunidades únicas. He quí alguna de esas oportunidades que no aparecerán si no caemos en cuenta. La oportunidad
de que estamos en invierno, para saber planificar con realismo la misión.
de situarnos correctamente en el invierno actual: se trata de un tiempo nuevo.
de que es un invierno que pide más que renovación: nos pide reforma.
de que nos exige hondura y oración.
de que nos invita a una vida religiosa que confíe en la esperanza.
de que nos lleva, con humildad, a reconocernos cómo somos.
2.- Isidro Catela Marcos, Director de la Oficina de Información de la Conferencia Episcopal Española, habló de la Imagen pública de la Iglesia y la evangelización.
En este cambio de época en el que vivimos urge el anuncio del Evangelio. Para evangelizar hay que comunicar: no podemos “no comunicar”. La única Biblia que muchos leerán será nuestra propia vida. Pero nuestra imagen pública está conformada por la opinión pública y ésta, a su vez, por la opinión publicada.
Una opinión publicada que en nuestros días depende cada vez menos de los medios tradicionales y cada vez más de lo que se articula en Internet. La reputación se crea en estos entornos: twiteando, colgados de un muro, haciendo marketing viral. Hay ventajas en este contexto para el hombre de Iglesia: la mala prensa potencia la evangelización. Puede combinarse el anuncio con la denuncia. Los centros de comunicación se desplazan: hay muchos centros interconectados, cualquiera puede producir y distribuir, cualquiera puede ser estrella o estrellarse en un día. Y esta forma de evangelizar requiere una implicación personal. Es necesario cambiar la propia vida para que cambie el mundo: para pasar de la comunicación como mercancía a la comunicación como encuentro.
Con la intervención de Isidro Catela, la Semana se encamina hacia su final: La Eucaretía de acción de gracias, que irá precedida de una sínteis final. Con anterioridad el Cardenal Joao Braz de Aviz será el único ponente de la mañana del día 14. Los semanistas están convocados para la conclusión de la XLI Semana Nacional para Institutos de Vida Consagrada. Hasta mañana, si Dios quiere