Introducción
Al comenzar el trabajo matutino, los asambleístas se dividieron en dos grupos. Unos doscientos veinte se reunieron en el salón de actos del itvr (C/ Juan Álvarez Mendizábal, 65, dpdo); los restantes continuaron en la sede de la Semana: «Salón Ángel Herrera». Los dos grupos tenían una misma finalidad: trabajar en forma de taller, dirigido por los ponentes del día anterior: Profesores Pedro Belderrain y Miguel Ángel Orcasitas. La finalidad de los talleres es proporcionar a los semanistas una participación activa en la temática elegida para la presente edición y llegar a unas propuestas operativas. Comenzó la sesión en las dos sedes a las diez de la mañana.
Propuestas desde la precariedad (Primera parte del taller)
El profesor Pedro Belderrain comenzó el trabajo del taller en la sede del itvr proponiendo a los asistentes el icono de los «discípulos de Emaús»: su desilusión es semejante a la desilusión de tantas y tantas personas consagradas de hoy. Belderrain entregó a los asistentes un material para pensar y orar desde nuestra precariedad cuantitativa y cualitativa, característica de tantas personas consagradas en la actualidad. El secularimo, insistió una vez más afecta a todos los miembros de la Iglesia e incluya a la vida consagrada. La precariedad, sin embargo, tiene su aspecto positivo: actúa como el fermento, es signo y profecía. Acaso no esté en entredicho el sentimiento religioso, sino determinadas formas de ser cristiano.
Si son las formas las que han de cambiarse, será necesario el diálogo con la cultura actual (la interculturalidad) y el diálogo entre las congregaciones (la intercongregacionaliad). A partir de este momento, el director del taller dio pasó a un dialogo abierto, conciente de que el Espíritu Santo suele manifestarse en los encuentros. Fueron apareciendo los desafíos actuales para la vida consagrada, que pueden ser entendidos como propuestas:
Desde dónde contemplamos el mundo.
Mantener presencias que no impongan un retroceso histórico.
Tener capacidad para escuchar a los jóvenes y estar atentos a sus realidades y necesidades de futuro.
Acompañarnos seria y mutuamente en la vida consagrada.
Que nuestra inserción en la comunidad cristiana tenga el sello del encuentro fraterno.
Despertar en la Iglesia una crítica sana que nos haga despertar al momento que estamos viviendo.
Propuestas desde la historia
Mientras esto sucedía en la sede del itvr, en el salón «Ángel Herrera» el profesor Miguel Ángel Orcasitas sintetizaba su ponencia vespertina de ayer a la que vez que planteaba al grupo las siguientes preguntas:
La vida consagrada ¿está viviendo una crisis temporal o se sumerge en una tendencia irreversible?
¿Qué luces y sombras ha tenido la renovación postconciliar en la vida consagrada?
Colaboración, comunicación y comunión entre la Iglesia. Colaboración entre la jerarquía, institutos y laicos.
El diálogo fue variado y animado. Con el riesgo que supone toda síntesis, resumiría del modo siguiente la aportación del segundo grupo: por una parte hay una tendencia irreversible que nos lleva a priorizar la esperanza. El peso de las instituciones nos cuestiona mucho si somos capaces de captar las nuevas formas de comprender el cristianismo y la nueva espiritualidad. Nos preguntamos si somos significativos en el mundo de hoy y vemos la necesidad de un cambio porque hay formas institucionales que contrastan con la realidad actual. Abrir caminos en la colaboración intercongregacional y trabajar unidos es un paso necesario para los consagrados. Es muy importante ser profetas de esperanza y no pregoneros de desdichas en lugares de frontera. La vida consagrada no va a desaparecer, sino que está en búsqueda, pero le son necesarias otras formas de vida dentro de nuestras propias instituciones.
Como estaba previsto, los dos profesores dirigieron el trabajo en las dos sedes de los talleres. A las 13:00 horas terminaba el trabajo en uno y otro lugar, para reanudarse a las 17:30 sólo en el salón «Ángel Herrera», donde se abordará la segunda pregunta de la semana: «Vemos las señales del Espíritu?». Intentaré hacerme eco de esta pregunta en la crónica de la tarde del día 11 de abril.