La primera ponencia, “Un joven llamado Saulo”, vino de la mano del P. Severiano Blanco CMF que, en un estilo claro, ameno y actual, nos ayudó a reflexionar sobre el papel de los jóvenes como modelos de fe en el Antiguo y Nuevo Testamento, centrándose en la figura de Saulo de Tarso y con una invitación apremiante de revaloriza la figura de Timoteo. En palabras del ponente: «Los modelos de juventud de la Escritura nos invitan a la oración, discernir nuevos caminos y romper con lo que tenemos sin mirar atrás» por tanto, debemos dejarnos interpelar en nuestras comunidades por los jóvenes y estos han de dialogar con los más veteranos.
El segundo momento de la mañana vino de la mano de la profesora Dña. Nurya Martinez Gayol ACI que centró la ponencia en las claves teológicas de la vocación y en sus momentos fundamentales con la reflexión de la obra pictórica de Caravaggio en San Luis de los Franceses: la vocación de Mateo, la inspiración de Mateo y el martirio de Mateo. Tras ideas muy sugerentes y una visión profunda del cuadro nos dejó preguntas en el tintero tan jugosas como que nos planteemos que la fuerza no va en cuantos somos sino en «como entregar la mucha o poca vida que tengamos».
La tarde comenzó con el saludo de Mons Catalá, que también presidió al final de la mañana la Eucaristía, insistiendo en la necesidad de tener procesos de discernimientos personalizados y acompañados que, con recta intención, busquen escuchar y responder la llamada del Señor.
La conferencia, titulada “Salir y sembrar: el reto de la pastoral vocacional”, vino de la mano del P. Juan Carlos Martos CMF que nos condujo por una profunda reflexión en torno a la importancia de una pastoral vocacional en salida y dispuesta a sembrar, sin proselitismos ni miedos, la certeza de que Dios sigue llamando y que nosotros podemos y debemos jugar un papel importante en este proceso. Podemos resumir, que no agotar el contenido, en esta idea final del ponente: «Tenemos que replantear nuestro concepto de testimonio: no es impecabilidad ni perfección sino que es mostrar la manera de llevarnos evangélicamente bien con lo bueno de nosotros mismos, sin orgullo, y con lo malo de nosotros mismos, con humildad.»
Terminamos nuestra intensa jornada, ante un número muy concurrido de consagrados y consagradas, de la mano del P. Antonio Sanchez Orantos CMF que con su ponencia “Discernimiento y jóvenes, reconocer, interpretar, elegir”, partiendo del pensamiento moderno, nos invitó a reflexionar sobre la importancia y la necesidad del discernimiento libre de los jóvenes. Destacó la importancia de grabar en nuestros procesos que « Si Dios no anula, sino que provoca la libertad, es grave pecado que cualquier acompañante anule con su voz o su presencia dicha libertad», pero sin olvidar que la primera finalidad del discernimiento no es responder a una llamada sino poner en orden nuestro mundo afectivo como esa tierra fértil en la que puede caer y brotar la semilla lanzada por Dios.
La clave de quien busca seguir al Señor Jesús no es un anhelo de la perfección sino amar de verdad en el mismo estilo de Jesús que entrega su vida para que otros tengan vida y vida abundante. Valorando y asumiendo, caminando y acompañando, podrá surgir en la persona la pregunta de dónde amar más y mejor, respondiendo a tanto amor que se derrama, pero siempre teniendo en cuenta que «nuestro Dios es siempre amor que se expone y nunca poder que se impone».