“Estén tus oídos atentos a la voz de mi súplica”, comenzó orando el salón de actos del Instituto Teológico de Vida Religiosa de Madrid, elevando a Dios una plegaria que llegue a todos los damnificados por el fenómeno meteorológico que ha azotado Valencia a comienzos de esta semana. Las palabras del salmo 130, guiadas por la secretaria académica, Laura Zamora, fmvd, encontraron eco en las voces de todos los asistentes a este cuarto día del ciclo de conferencias ‘Los Jueves del ITVR’, congregados en la jornada vespertina de hoy para escuchar al sacerdote, escritor y fundador de la red de meditadores ‘Amigos del desierto’, Pablo D’Ors.
“Sueño con un diálogo interreligioso, sí; pero sobre todo sueño con un silencio interreligioso”, inició su conferencia D’Ors, dando cuenta de “lo que he aprendido de otras tradiciones religiosas”, tesis de su intervención. “Sueño, también, con unirnos en el respeto y la promoción de las tradiciones orantes ajenas”, completó el presbítero, nombrado en el año 2014 consejero cultural del Vaticano. “De no ser así, las formas propias no sobrevivirán, sino que se fosilizarán y se mostrarán escandalosamente caducas”.
Así, con la intención de enriquecer el tema de la oración, y sabiendo que quien reflexiona sobre la esencia y el acto de orar tropieza con preguntas teológicas fundamentales, D’Ors, galardonado con el premio carisma de esta última edición, ofreció siete afirmaciones positivas relativas a siete claves que fueron desde ‘Dios’ hasta ‘muerte’, pasando por ‘ilusión’, ‘soledad’, ‘azar’, ‘sufrimiento’ o ‘juicio’. “La resurrección son las huellas de Dios en este mundo”, concedió el conferenciante completando el poema teresiano de ‘Solo Dios basta’.
Respecto del sufrimiento, de la experiencia del fracaso y nuestra conducta por este mundo, el experto afirmó que “hemos acentuado la redención por la muerte de Jesucristo, no por las curaciones y enseñanzas, subrayando a un Jesús sacerdote y Señor más que médico y maestro”. Lo cual, a ojos del sacerdote, “ha conducido a un cristianismo que prima la cruz sobre la luz, la dimensión más oscura sobre la más luminosa y festiva”, lamentó. Pero la vida, “un regalo de Dios”, no puede morir. “En esencia somos hijos”, recordaba.
Preguntado por lo que él considera lo más importante de su conferencia, D’Ors respondió que “sin duda, la bibliografía que he seleccionado para confeccionarla”. “De hecho, me atrevo a decir que si leyerais estos libros, se marcaría un antes y un después en vuestra vida”. Los siete títulos a los que el sacerdote se refirió son Espiritualizarse, de Gonzalo Rodríguez Fraile; El ojo del yo, de David Hawkins; Amar lo que es, de Byron Katie; Lava tu cuenco, de Ben Diez Baruj; Desde dentro de la mente de Cristo, de Jim Marion; Mauna, las enseñanzas del silencio, de Swami Satyananda Saraswati y El Jesús de la sabiduría. Transformando el corazón y la mente, de Cynthia Bourgeault.
“El cristianismo, más que ser conservado, ha de ser estrenado”, concluía compartiendo su camino en este acercamiento dialógico del ser humano con su Dios. Así, animando a pasar “de la creencia a la experiencia y de la fe a la sabiduría”, D’Ors finalizaba su intervención, consciente de que las grandes cosas de la existencia solo les son regaladas a los espíritus orantes.