El Salón de Actos del Instituto Teológico de Vida Religiosa de Madrid acogió en la tarde del lunes 27 de enero a dos grandes personalidades de la Iglesia y de la Vida Consagrada, como son el Card. Aquilino Bocos, misionero claretiano, cuyo último libro, Cultivar el asombro, fue presentado en dicho acto; y la Hna. Liliana Franco, religiosa de la Compañía de María.
La Hna. Liliana fue la encargada de abrir la tarde con la lectura de una honda conferencia nacida de su experiencia como madre sinodal, que llevaba por título ‘Sinodalidad, la sinfonía que nos hace hermanos y peregrinos de la esperanza’. La religiosa abordó algunos aspectos que consideraba fundamentales para los consagrados de este tiempo, entre los que destacó los dos siguientes: la urgencia de caminar junto a toda la Iglesia sembrando esperanza; y el inaplazable discernimiento sobre la voluntad de Dios que cada consagrado ha de plantearse a la escucha del Espíritu.
“Cada uno de nosotros hemos hecho ya nuestra propia síntesis del sínodo, y no quiero repetir lo que de tantas maneras hemos ido asimilando”, comenzó advirtiendo la Doctora en Teología por la Universidad de Antioquia-Colombia. A partir de aquí, la presidenta de la Conferencia Latinoamericana de Religiosos (CLAR), desentrañó en cinco puntos, con un poético y muy sugerente lenguaje, a los que llamó “los proyectos y empresas que la vida consagrada habría de comenzar a entrever para sumergirse en una luz nueva”. “La sinodalidad es una fuerza de resistencia para quienes creen en lo poder de lo comunitario”, exhortaba Franco, haciendo referencia a los que, como ella, “se resisten a creer que el corazón humano pueda endurecerse tanto” como para permanecer “ciegos ante los dramas en individualismos de este mundo”. “En este hoy corremos el riesgo de no ver lo humano, sino solo las sombras de un mundo cerrado”, completaba.
El sínodo nos ha enseñado a ‘ver con otros’ y así discernir al ritmo del Espíritu. Si algo propone el sínodo a la vida consagrada, proseguía la religiosa, es que “no aplace la posibilidad de discernir para tomar decisiones”. “Desentrañemos entonces cómo nos trabaja Dios, desde qué criterios nos quiere. Y demos así respuesta, sobre todo, evangélica. Lo que tiene que estar en el centro es el Evangelio”, instruía.
A renglón seguido, la experta abordó la urgente necesidad de nuevos modos relacionales, exhortando a “trabajar en una Iglesia con rostro sinodal, donde no haya clericalismo que haga sombra al discernimiento fraterno y sororal”. Por eso, frente a la tentación de las estructuras cerradas o los liderazgos autoritarios “tenemos que empeñarnos en soñar una Iglesia Pueblo de Dios, donde se conceda primacía a la participación”.
“La historia nos necesita capaces de hacer camino con otros, osados y creativos”. “Estamos llamados a amar de verdad y con obras”. Así lo afirma el apóstol Juan, y, para Liliana Franco, de igual modo, “el amor no admite excusas”. “Quien quiere amar como Jesús hará suyo su ejemplo”.
“¡Abrámonos al asombro!”
Tras la intervención de Liliana Franco, tomó la palabra el P. Aquilino, Card. Bocos, para presentar su último libro, Cultivar el asombro, editado en Publicaciones Claretianas. En primer lugar, explicó la génesis del libro, -“Todo partió de una homilía que pronunció el papa Francisco el pasado 1 de enero de 2019”.
Seguidamente, el religioso claretiano subrayó la importancia de cultivar el asombro: “cuando nos adormecemos y nos hacemos insensibles ante las carencias, ante el dolor y ante la exclusión; cuando nos hacemos negligentes e indiferentes a todo lo bueno y lo bello que nos rodea, como sucede en este tiempo, es obvio que se nos urja a avivar el asombro y la contemplación”.
“La secularización nos ha llevado a vernos como números, compradores, afiliados. Nos dejamos seducir por el afán de tener, de poder y de gozar. Buscamos más ser admirados que dejarnos envolver por el resplandor de lo divino. “Proponer y cultivar el asombro, el estremecimiento, la contemplación y el disfrute de las maravillas nos sustentan y nos llena de alegría y de esperanza”, animaba el cardenal.
Liliana Franco completó las interpelaciones lanzadas por Bocos, aludiendo a la necesidad de transitar este camino “con los pies descalzos, con los ojos abiertos y los oídos afinados a prueba de susurros”.