Ayer, 10 de octubre, el decano de la Facultad de Teología de la UPSA impartió una conferencia con el título “Anunciar a Jesucristo hoy” dentro del ciclo “Los Jueves del ITVR” dedicados este año al Mes Misionero Extraordinario. Estructuró su reflexión en tres momentos respondiendo al título encomendado.
HOY. Comenzó su exposición haciendo un análisis de lo que él llamó “el colapso del anuncio”. Para Francisco García tenemos un lenguaje construido para otro momento, se ha separado el suelo cultural que sostenía nuestra fe y como consecuencia nuestro interior se siente desestabilizado. Fruto de todo ello, nos encontramos viviendo un momento de irrelevancia objetiva desde el punto de vista cristiano. En definitiva, el cristianismo occidental se encuentra exculturado. El desencantamiento y la deserción del cristianismo actual es una llamada de alerta y un desafío acuciante. La clave para mirar al futuro es comprender que no estamos defendiendo una manera de pensar, sino que la única manera de “provocar” y suscitar preguntas en nuestros contemporáneos es sabernos entregados a una causa que nos lleva la vida: “ir de frente al lugar donde parece que se va a perder todo y ahí darlo todo”.
ANUNCIAR. El anuncio tiene dos dimensiones fundamentales: la bendición y la convocación (configuración). Lo primero que hizo Jesús fue hacer a saber a todos que eran bendecidos por Dios y todos estaban llamados a participar de su amor. Más adelante invitó y convocó a algunos a formar parte de su “cuerpo sacramental” (Iglesia) para que se continuara con su misión de seguir anunciando que Dios bendice a todos. No se trata en el anuncio de ofrecer un sistema, sino un estilo. Se trata de ofrecer un cristianismo de regeneración de la vida concreta en formas concretas de la experiencia. El cristianismo no está muerto, sino momificado como Lázaro en el sepulcro. Es necesario “quitarle las vendas” para que la vida se mueva y se desarrolle tal como es. Y para ello es necesario aplicar lo que nos dice el papa Francisco: discernimiento, discernimiento, discernimiento. Tenemos que llegar a tocar la vida e iluminarla. En esta dinámica debemos liberar el lenguaje (homilías); liberar la duda, la fragmentariedad y el proceso; y liberar el miedo a la soledad y a la insignificancia.
JESCUCRISTO. Debemos preguntarnos qué Cristo anunciamos. “No anunciamos a Jesús. Confesamos que se nos ha dado a comprender que Jesús es el Señor”. Anunciamos el kerygma de que Jesús ha muerto y ha resucitado. Esto implica que ni el pecado ni la muerte pueden acabar con nuestra belleza. Y “más que anunciar a Jesucristo como palabra (dice la realidad), debemos anunciarlo como parábola (que invita a entrar en una realidad nueva y la recrea)”. Debemos acoger el Evangelio para poder ser enviados a anunciar la verdad de Jesucristo.
El director del ITVR, Carlos Mtnez. Oliveras, concluyó la sesión recordando la próxima canonización del cardenal Newman con las siguientes palabras: “El Papa Francisco ha recordado en varias ocasiones la expresión de Benedicto XVI en Deus caritas est a propósito de que la Iglesia no crece por proselitismo, sino por testimonio o como diría en Evangelii gaudium, la Iglesia y la fe se contagian y se transmiten por atracción, nunca por imposición. Sabemos que lo nuestro es proponer y testimoniar. Como decía el Cardenal Newman, al que el próximo domingo podremos llamar san John Henry Newman, ‘Haz que predique sin predicar, no con palabras sino con mi ejemplo, por la fuerza contagiosa, por la influencia de lo que hago, por la evidente plenitud del amor que te tiene mi corazón. Amén’”.