Dentro del ciclo “Los jueves del ITVR” en este mes extraordinario de la Misión, el profesor Jorge A. Sierra, Hermano de La Salle, ha presentado la ponencia “Vida consagrada y Misión Compartida”, tanto a partir de su propia experiencia como de la reflexión realizada durante las últimas décadas por su congregación religiosa.
Sierra comenzó distinguiendo “misión compartida” de “misión con partida”, para subrayar que este proceso ni es un juego ni es algo que se tenga que hacer “porque somos menos religiosos/as”. En realidad, subrayar la misión compartida es una oportunidad para recuperar el tesoro común de la “llamada universal a la santidad” y el crecimiento de la Iglesia como “Pueblo de Dios”, tal y como nos pide el Concilio Vaticano II y nos recuerdan todos los documentos eclesiales en, al menos, los últimos 50 años.
Es necesario, por lo tanto, repensar la vida religiosa, que puede situarse no con un “estatus especial” sino como signo profético de comunión, consagración y misión y, al mismo tiempo, repensar la participación de los laicos no como meros “colaboradores” sino como verdaderos protagonistas de la Misión.
Juntos somos más, juntos somos más fuertes y juntos somos mejores. La Misión de la Iglesia es anunciar a Jesús de Nazaret y para eso existe, situando a la vida consagrada como “corazón, memoria y garantía”. Una responsabilidad compartida entre todos para ayudarnos –mutuamente– a vivir creativamente la fidelidad al carisma recibido.
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