Arranca la 50º Semana Nacional para Institutos de Vida Religiosa, buscando construir en fraternidad una vida consagrada para el aquí y para el ahora
Tal como estaba previsto, dio comienzo en la tarde de hoy la 50º Semana Nacional para Institutos de Vida Consagrada bajo el título ‘Consagrados para la vida del mundo’ que organiza el Instituto Teológico de Vida Religiosa de Madrid. Encuadradas dentro de un momento difícil de nuestra historia debido a las particulares circunstancias de la pandemia, la Semana de Vida Religiosa celebró su cincuentenario en modalidad online congregando a más de 2000 consagrados y consagradas del mundo entero a unas jornadas que históricamente han ofrecido a la vida reliogiosa un espacio privilegiado de encuentro, reflexión y animación.
“La historia de la vida consagrada forma parte de la historia relacional de Dios con la humanidad” comenzó diciendo el misionero Antonio Bellella, director del ITVR, “y esta 50º Semana se inscribe en esta dinámica relacional, porque estas jornadas fueron imaginadas como un espacio de relación de los religiosos entre sí, con la Iglesia y la sociedad”. “Aún tenemos un gran futuro que construir”, exhortaba el P. Bellella con palabras de Juan Pablo II.
Por ello, desde hoy hasta la víspera de Pentecostés, las ponencias y coloquios de la Semana Nacional desarrollarán una serie de contenidos que pasarán por este ser y formar parte del Pueblo de Dios, que anuncia a Jesucristo “en diálogo fecundo con la cultura actual”. Del mismo modo, “se siente en comunión con todas las formas de vida en la Iglesia, conscientes de que la fraternidad es tarea diaria, y por ello no dejaremos nunca de aportar nuestro grano de arena a un mundo lacerado, sanando corazones destrozados y vendando sus heridas”.
La vida consagrada de hoy, “sabe que encerrarse es incomunicarse” y por ello “queremos vivir en misión abierta, replanteando nuestras tareas fundamentales y dándoles un nuevo sentido que exprese una nueva fecundidad” “Sin el Espíritu Santo nada de esto es posible, y por ello, en estos días antes de la venido del Paráclito, renovamos nuestro deseo de ser profetas, hombre y mujeres de Dios”, finalizó.