Cristina Inogés Sanz, miembro de la Comisión Metodológica del Sínodo actualmente en curso, ha pronunciado la séptima de las nueve conferencias del ciclo 'Los Jueves del ITVR'. Una reflexión que llevaba por título ‘Vida Consagrada sinodal y sinodalidad. Entre el Sínodo de 1994 y el de 2023’.
De tal modo, Inogés, laica, teóloga y escritora, hilvanó en la tarde de ayer una provocadora disertación vertebrada sobre veintisiete imágenes proyectadas que, sin duda, ayudaron a profundizar en la experiencia sinodal. “Este no es un Sínodo para sacar documentos sino para hacerlo vida, lo cual no significa que no se vaya a hacer teología de y desde este Sínodo. Significa que la teología que emane de este sínodo debe ser encarnada y en este caso, además, muy enraizada en los márgenes de la Iglesia e incluso fuera de esos márgenes. De lo contrario, no servirá de mucho porque seguiremos teniendo un horizonte muy limitado en la idea de quién es pueblo de Dios’, enunció.
Historia de estos 25 años
Así, Inogés comenzó la conferencia haciendo memoria de lo sucedido en la vida de la Iglesia desde la publicación de ‘Vita Consecrata’, hace veinticinco años, hasta la apertura de este nuevo sínodo, el pasado mes de octubre, y que se prolongará hasta el año 2023: “en este sínodo, lo primordial va a ser aprender a hacer consensos. Es importantísimo asumir que la sinodalidad es parte constitutiva de la Iglesia. No un añadido de moda”, abundó.
- PREGUNTA: ¿Cuál es la novedad que aporta la sinodalidad a aquellos planteamientos de gran profundidad que ya nos dejó el Concilio Vaticano II? -pienso, por ejemplo, en “Iglesia – Comunión”-. ¿O es que son cuestiones que no se han terminado de implantar en la Iglesia?
- RESPUESTA: La sinodalidad es el desarrollo lógico del Magisterio que tiene como centro la eclesiología de comunión, idea central y fundamental de los documentos del Concilio Vaticano II, especialmente de la constitución dogmática ‘Lumen Gentium’. Quiero decir con esto que no hay novedad, en todo caso se recupera la sustancia de la comunión
- PREGUNTA: Quisiera plantear el tema de la relación entre sinodalidad y democracia. Es cierto que tenemos que escucharnos y caminar juntos, pero al final habrá que decidir, y en este sentido, ¿quién se encargará de tomar las decisiones?
- RESPUESTA: El papa Francisco dejó claro que lo que se pone en marcha ahora no es una consulta democrática. Se trata de que la Iglesia es el Pueblo de Dios, y este pueblo, por el bautismo, es sujeto activo de la vida de la misión de la Iglesia. Lo que tiene de novedoso este sínodo es que se ha modificado su estructura, pues ésta de abajo a arriba. De este modo podemos afirmar que todas las fases del sínodo tienen el mismo valor. Y así lo explicó el cardenal Mario Grech, cuando explicó el itinerario de esta experiencia sinodal: el sínodo comienza en el Pueblo de Dios, llega a la secretaría del sínodo, allí se redactará el documento final, pero este no será aprobado hasta que vuelva al Pueblo y éste lea, modifique o añada lo que considere.
¿Cómo aplicar y vivir la sinodalidad en la vida religiosa?
La conferencia abrió su segunda parte con una pregunta directamente formulada a los consagrados, pues a ojos de la experta, “si de verdad queremos vivir un sínodo diferente, un sínodo desde abajo, si de verdad queremos cambiar porque es necesario cambiar, ¿cómo aplicar y vivir la sinodalidad en la vida religiosa?”
Las respuestas fueron varias, pero todas pasaron por un punto de vista diferente. Para Inogés es urgente un cambio de actitud –“un deseo de conversión personal y comunitario”-, una actitud de escucha activa, una necesidad de romper inercias y una pregunta: “¿Qué vida religiosa queremos? ¿La que ve la vida como una montaña de problemas insuperables o la que ve cada amanecer como una insuperable montaña de oportunidades?”. “Tenemos opciones”, contestó. “La cuestión es elegir el miedo que paraliza o la decisión de querer cambiar a mejor”.
- PREGUNTA: De cara a la celebración de Capítulos Provinciales o Generales, son varios los Superiores Mayores que me comentan que respecto a la sinodalidad les nacen diferentes preguntas. La primera es cómo abrir cauces de escucha, pues normalmente solo se escucha a aquellos que tienen cauce, y los demás sienten, muchas veces, que el tema de las decisiones les es algo ajeno.
- RESPUESTA: Si algo podemos aprender de este sínodo es la escucha activa, que es un periodo en el que se dará pie a que las primeras reuniones sean un tiempo en el que aprender a hablar, -que muchas veces, cuesta-, y también a escuchar. En el caso del sínodo actualmente en curso, el papa Francisco ha abierto un foro expresamente pensado para aquellas personas que no se atreven a hablar. Quizá esto os ayude también a vosotros.
- PREGUNTA: Tengo otra cuestión, y se refiere a cómo integrar las nuevas aportaciones. Muchos provinciales y generales comentan que, en este sentido, no quisieran que un tema tan importante acabara siendo ‘un documento más’ ¿tiene usted alguna sugerencia?
- RESPUESTA: Hay quienes dicen que la vida religiosa ya tiene todas las estructuras dispuestas a un proceso sinodal, pero que las tenga no significa que lo sean verdaderamente. Y sin una escucha activa, no puede existir la integración.
Con compasión
Para terminar, Inogés propuso la imagen de la ‘equidad’. “Siempre hay alguien por encima y siempre hay alguien por debajo. Hay un aspecto de la vivencia de la sinodalidad que se nos escapa algunas veces, y es la compasión. Y hay que vivirla sin explicarla mucho, sobre todo con aquellos que son más resistentes al cambio”.