Clausura de “Los Jueves del ITVR” (La Iglesia en estado de misión) Antonio Bellella: “Si queremos ‘hacer historia’, el futuro es la misión”
Ayer jueves, 28 de noviembre, tuvo lugar la última conferencia del ciclo “Los Jueves del ITVR” (La Iglesia en estado de misión). Corrió a cargo del profesor claretiano de historia de la Iglesia Antonio Bellella (1965), bajo el título “La fuerza de los carismas. La misión de los consagrados a lo largo de la Historia”.
Situarse
En un primer momento de la reflexión, puntualizó el concepto englobador de “vida consagrada” que incluye a anacoretas, monjes, mendicantes, religiosos, inst. seculares, nuevas formas… y precisó los conceptos de misión (acción del Espíritu), evangelización (vocación propia de la Iglesia-anuncio explícito de salvación realizada en Cristo) y apostolado (medios empleados en la acción evangelizadora), afirmando que “la historia de los carismas es la historia de la acción del Espíritu Santo”. En esta primera parte expuso cómo, frente a otros factores como la observancia, los imperativos de la sociedad y la normativa eclesial, el verdadero elemento de cambio en la vida consagrada ha sido siempre la misión vivido bajo tres tensiones: comunitaria (interna), eclesial y social. En esta última dimensión siempre se ha vivido desde binomios de alejamiento-proximidad; aceptación-rechazo; acomodación-reprobación; docencia-discencia.
Cinco etapas
1. Evolutio Ecclesiae (ss. IV-V)
Tras un repaso a los primeros momentos de la historia de la Iglesia, recordó cómo la vida de la Iglesia progresa “consolidándose con los años, desarrollándose en el tiempo, profundizando con la edad” (san Vicente de Lérins). Rememoró cómo “al principio fue la virgo consecrata” y que después vino el “homo monasticus”. Con la aparición del monacato y la emergencia del monje (nuevo modo de vida cristiana), es decir, con la vida religiosa, surge por primera vez la consideración del proceso personal de fe del cristiano. El monje será un “cristiano crítico” (positivamente) consigo mismo, con su comunidad de origen, con la Iglesia y con la sociedad, tratando de plasmar en vida el ideal evangélico.
2. Implantatio Ecclesiae
En este momento histórico, el prof. Bellella distinguió la dirección que tomó Oriente en la vida consagrada (más contemplativa), de aquella que asumió Occidente (más evangelizadora). La evangelización se fue estableciendo mediante la constitución de monasterios, conventos, creación de células estables que por la fuerza del testimonio atraían a la fe.
3. Renovatio Ecclesiae
En este punto realizó una curiosa comparación de la crisis sufrida en el s. XIII con nuestros días. Entonces se estaba produciendo un cambiante marco político, un desarrollo de las ciudades, un cambio potente cultural, unos movimientos migratorios relevantes… Y surgieron dos tentaciones: volver a los orígenes (de modo integrista) o quedarse en el monasterio hasta desaparecer. “Cuando falta el ánimo evangelizador nos dejamos llevar por la crisis”. La aparición de los mendicantes supuso esa renovación de la misión que impulsó a la Iglesia a proponer nuevos métodos de apostolado para llegar a todo el mundo.
4. Reforma Ecclesiae (ss. XV-XVIII) y la Innovatio Ecclesiae (ss. XIX-XXI)
Estas dos últimas fases completan un recorrido histórico donde la misión ha sido la clave de comprensión de la vida consagrada en su identidad y su misión. “El futuro es la misión. Sin la misión, no hay futuro”. “Si queremos ‘hacer historia’ y no ‘ser historia’ (del pasado), la única manera es comprometernos con la misión y lanzarnos a la evangelización”.
Palabras de Clausura
Por su parte, el director del ITVR, Carlos Martínez Oliveras, después de recordar las palabras de san Juan Pablo II: “¡Vosotros no solamente tenéis una historia gloriosa para recordar y contar, sino una gran historia que construir!” (VC 110), recalcó el recorrido realizado en los ocho jueves tocando los diversos aspectos de la misión (de la cristología a la misión compartida) y su implicación para la vida consagrada. Y recordó que, así como en la Iglesia antigua la “via caritatis” fue lo que permitió hacer crecer a aquellas primeras comunidades, hoy la “via missionis” será la que permita a la Iglesia seguir anunciando al Dios de la vida y ofreciendo su mensaje de salvación y misericordia.