Después de escuchar once conferencias con sus diálogos correspondientes, y de participar en una mesa redonda y en un concierto-oración, además de celebrar la eucaristía diariamente, “quizá habría llegado el momento de imaginar que nos situamos en un taller donde se vuelve a montar el telar de la esperanza, con los hilos de las palabras”, comenzó el director del ITVR, el P. Antonio Bellella, haciendo síntesis de lo acontecido a lo largo de estas jornadas y proponiendo al mismo tiempo “una especie de combinación narrativa de observación, sabiduría práctica y teología”, enunció el religioso claretiano. “Para hacerlo, transitemos a través de cuatro itinerarios basados en la Sagrada Escritura, que se inspiren, a la vez, en dos miradas”, explicó seguidamente.
Dos miradas, cuatro itinerarios, doce necesidades
“La primera mirada es la tradición de esperanza, evocando el itinerario de algunos protagonistas de la Biblia”, comenzó, y “la segunda mirada es a la zona de la promesa, en cuya urdimbre se mezclan 12 hilos, siendo cada uno de ellos una propuesta para vivir con realismo esperanzado”, y que “yo formularé reconociendo doce necesidades”.
Así, el primer itinerario, que contenía tres necesidades nos acercó a las figuras de Abraham y Sarah, “una pareja de ancianos que salieron de su tierra, y que nos enseña, primeramente, la necesidad de escuchar a Dios”. Además, “necesitamos sentir que estamos vivos”, y “precisamos apostar por las personas”
El segundo itinerario puso el foco en Job, “que desnudo salió del vientre de su madre, y que nos recuerda que no necesitamos grandes estructuras inmovilizadas, aunque sigamos precisando pequeñas tiendas”. Por otro lado, “del mismo modo que vinieron tres amigos a consolar a Job, necesitamos pensar juntos”. Y finalmente, “pongamos en entredicho nuestro escepticismo”.
El tercer itinerario nos presentó la figura de María Magdalena. “La primera en ir al sepulcro vacío, y en ese sentido, una líder, una figura que precisamos traer a nuestras comunidades”. Seguidamente, “como la Magdalena, necesitamos estar atentos a los signos de los tiempos y avivar la esperanza anunciándola y haciendo camino con otros”.
El último itinerario, siguiendo el camino trazado en la brillante alocución de Bellella, es el de Jesús Resucitado, “que nos vuelve a decir ‘Ánimo, no temáis’”. Y es que tenemos que “recuperar la alegría y superar nuestros miedos”. A renglón seguido, “Necesitamos apostar por la paradoja de buscar la esperanza allá donde parece que han desaparecido todas las esperanzas, a saber, entre las llagas de Cristo”. Para concluir, el itinerario de Dios Resucitado “nos ha de llevar a creer que no es en absoluto un fantasma”, finalizó el claretiano.
Tras la hermosa conferencia del P. Bellella, el Card. Aquilino Bocos tomó el micrófono para, con un breve saludo, dar paso a la eucaristía celebrada por el arzobispo de Madrid, el Card. Carlos Osoro, que estaba presente en el Aula Magna de la Universidad CEU San Pablo. De tal modo, el pastor misionero, pronunció una breve oración que fue preparando los corazones para el final de estas jornadas, exhortando a “matar todas las esperanzas que nos nublen la auténtica y verdadera, la de Cristo Resucitado”.