Arranca la XLIII Semana Nacional de Vida Consagrada
El martes 22 de abril arrancó la XLIII Semana de Vida Consagrada con el título El esplendor de la verdad. La dimensión escatológica de la vida consagrada.
Como en años anteriores numerosos religiosos y religiosas se han dado cita en el Colegio Calasancio de la madrileña calle Conde de Peñalver. A partir de las 16.00 horas los participantes han ido llegando gradualmente para recibir los materiales de la Semana y a las 17.00 horas comenzaba oficialmente la XLIII Semana. En el escenario del teatro, presidiendo la asamblea, el cirio pascual recordándonos que Cristo es la luz del mundo y los consagrados somos llamados a proclamar el “evangelio de la esperanza”. Tras una breve oración en clave pascual comienza la primera jornada.
L. A. Gonzalo Díez dio la bienvenida a todos los asistentes y presenta a los componentes de la mesa presidencial que, seguidamente, intervendrán para dirigirse a la asamblea.
En primer lugar tomó la palabra el agustino recoleto monseñor Eusebio Hernández Sola, obispo de Tarazona, miembro de la Comisión Episcopal para la Vida Consagrada, alegrándose por poder compartir con los religiosos esta Semana. Nos transmite el saludo en nombre del episcopado español.
Posteriormente, Luis Ángel de las Heras, presidente de CONFER y provincial de la provincia de Santiago de los claretianos, dirigió la palabra a los asistentes agradeciendo, en primer lugar, al Instituto y a todos sus miembros la organización, un año más, de estas jornadas de reflexión. Apuntó que el tema no podía ser de más actualidad por la necesidad que tenemos de ser trasmisores de esperanza.
A continuación Bonifacio Fernández, director del ITVR, desgranó el programa de la Semana haciendo alguna consideración general sobre el tema y animando a los participantes a disfrutar y aprovechar estos días.
Aunque estaba prevista la participación del nuncio, monseñor Renzo Fratini, por motivos de agenda no pudo asistir.
Después de un breve receso tuvo lugar la primera ponencia de la Semana impartida por el dominico Bernardo Fueyo titulada La cultura secular actual, ¿a dónde nos lleva? ¿Qué futuro promete y prepara.
El ponente esbozó una radiografía de la actual cultura secular, apuntando que se diferencia claramente de la concepción religiosa, en el caso de España cristiana. Indicó que no es posible que una comunidad viva y exprese su fe religiosa fuera de la cultura actual, pues extra mundum nulla salus, como afirmó hace tiempo E. Schillebeeckx.
Ofreció también algunos datos para contextualizar la situación actual. Efectivamente, no se ha llegado a esta situación de la noche a la mañana, sino que es fruto de un proceso histórico. También indicó que en Europa se está produciendo una “exculturación” del catolicismo, es decir, se le está expulsando de la cultura. Y esto en España, según datos bastante constatables, en los últimos años se ha hecho bastante patente. Se preguntaba, y nos podemos preguntar con él, si el catolicismo desaparecerá de la cultura española. Ciertamente no es fácil dar una respuesta, pues junto con todos los elementos que apuntan a la clara secularización de España también hay otros datos, como puede ser la Semana Santa y el fenómeno cofrade, que apuntan en otra dirección.
A continuación presentó brevemente la cultura actual y su horizonte haciendo referencia a los niveles de secularización descritos por K. Dobbelaere, al cristianismo como salida de la religión (M. Gauchet) y a la cultura actual como abandono de la “cadena del ser” (Ch. Taylor).
Concluyó su exposición con una breve aproximación a uno de las “direcciones” de esta cultura: el individualismo. Se han dado unos cambios tan profundos que se podría hablar de un cambio de paradigma que toca al ser mismo del hombre. La globalización, las nuevas tecnologías, la revolución genética… han dado paso a una nueva cultura que marca fuertemente la identidad de cada individuo de la nuestra sociedad.
Ante la pregunta de qué es lo que en esta cultura actual debería ofrecer hoy la vida consagrada responde que la vida consagrada ha de ofrecer comunidades que de verdad sean casas acogedoras y, en segundo lugar, es necesario cultivar personalmente la dimensión teologal en nuestra vida de consagrados.
Con una breve momento de canto y oración concluye la primera jornada alrededor de las 20.00 horas.