El ciclo de conferencias Los Jueves del ITVR, que este curso lleva por título «Orantes y Peregrinos: entre el Año de la Oración y el Jubileo de la Esperanza», no deja de crecer en valoraciones positivas e interés por parte de tantos consagrados que lo siguen desde diversos países, gracias a su doble modalidad online y presencial.
De tal modo, si la conferencia del pasado jueves cuenta ya con casi 2600 visualizaciones, la que ayer pronunció la Hna. Pilar Avellaneda, congregó a más de 800 conexiones (muchas de ellas comunitarias), reunidas en torno al versículo «Contempladlo y quedaréis radiantes» (Sal 34,6). La religiosa de la orden cisterciense nos hablaba desde el monasterio de la Encarnación, en Córdoba; y lo hacía en nombre del gran tesoro orante que es la vida contemplativa en la Iglesia, Su bellísima reflexión se transformó poco a poco en una Lectio divina compartida: «Vayamos visibilizando al Invisible, y conozcamos un poco más a Dios, en cuyas manos estamos nosotros y nuestras palabras».
«Descubriremos los nudos de sentido que hay tras este versículo sálmico, ‘Contempladlo y quedaréis radiantes’», comenzaba la experta. «Dios es Aquel que me responde y libra», explicaba Avellaneda refiriéndose a los primeros versos del salmo. «Dios no es un ser ajeno a la vida del salmista, sino que mantiene un diálogo con Él. No le quita la estrechez de la vida y sus luchas, pero le libra del miedo de estar sólo en el sufrimiento», completaba. «Y desde esta experiencia, se nos invita a todos a mirar lo que Dios ha hecho: “Contempladlo y quedaréis radiantes”», nos dice el salmista. Contemplar, - explicaba la profesora- es participar de las “bajadas” de Dios, que se inclina hacia los hombres para mirarnos y ensanchar corazones.
«Contempladlo y quedaréis radiantes es una invitación que se nos ofrece a todos nosotros, a fin de que la luz de Dios llene nuestras sombrías miradas, para que así podamos ver su bondad desde la hendidura de la roca de nuestras vidas, abrazando sus Palabras en nuestro día a día».