“… la primacía de Dios es plenitud de sentido y de alegría para la existencia humana, porque el hombre ha sido hecho para Dios y su corazón estará inquieto hasta que no descanse en Él”. (VC 27)
A las 10.00 horas del 3 de abril comenzamos el segundo día de esta Semana con un breve vídeo que recoge un fragmento de la oración con la que iniciamos la Semana en el día de ayer.
Después de la presentación del primer ponente, por parte de Luis A. Gonzalo, como hará con todos los demás, comienza la sesión matutina con las siguientes conferencias:
Dios para buscar
D. Ángel Cordovilla Pérez, profesor de la Universidad Pontificia de Comillas, nos ofreció una interesante conferencia dividida en tres partes: Dios a la búsqueda del hombre, el hombre a la búsqueda de Dios y la búsqueda de Dios en la cultura actual. Partió de la pregunta: ¿quién busca a quién? y fundándose en la Escritura ofreció una presentación de cómo Dios ha buscado al hombre. Las preguntas: “¿dónde estás?”, que dirige Dios a Adán, y “¿dónde está tu hermano?”, que dirige a Caín, muestran dos caminos de encuentro con Dios: la vida de la interioridad y la vida de la exterioridad del prójimo. Nos recordó que el Dios del Antiguo Testamento es un Dios de la alianza y que algunas actitudes referidas a Dios en el éxodo y el exilio anticipan a Cristo y “Cristo es Dios en búsqueda del hombre”, remarcó.
En la segunda parte de la exposición señaló que “el hombre ha buscado a Dios desde que tiene conciencia de su humanidad” y, seguidamente, presentó tres vías a través de las cuales se puede acceder a Él: la via creationis, la via crucis y la via amoris. En definitiva, la via amoris consuma la via creationis y la via crucis. El verdadero amor se goza en la belleza de la creación a pesar de los momentos de cruz, indicó.
Concluyó su charla apuntando que en nuestra sociedad todavía estamos en crisis de Dios y que hay algunos rasgos que nos indican que estamos en búsqueda.
Dios para gozar
Dom Santiago Ordóñez Fernández, consejero del Abad General de la Orden del Císter, nos hizo “gozar” escuchando diferentes experiencias de su vida y mostrándonos una manera interesante de ser felices como religiosos y religiosas.
Afirmó en su exposición que Dios es un Dios feliz, que hace felices a los hombres. Invitó a los asistentes a trasparentar a Dios con la vida, no a contarlo o decirlo de palabra. Nos recordó que “si Cristo está en nosotros, somos portadores de felicidad” y podremos exclamar: “¡Señor, tú sólo mi felicidad!” El que es Feliz, me hace feliz, pero en el camino, pero siempre feliz caminando, pero feliz cuando haya llegado al rostro de Dios.
También nos dio algún que otro sabio consejo, a saber: no podemos complicarnos la vida buscando nuestra felicidad o que la felicidad no se encuentra, se construye cada día. También apuntó, entre otras muchas frases “espigadas de google”, que la felicidad depende de la disposición y no de la posición.
Haciendo referencia a la liturgia señaló que cuando nuestra vida se hace liturgia Dios es nuestra canción y nuestra fiesta.
Concluyó recordando que si nuestra alegría llama la atención a los demás debemos ser agradecidos por la atención que prestan a la alegría.
La alegría la entienden todos y es la mejor propaganda vocacional, afirmó respondiendo a una de las preguntas de uno de los participantes.
Después del turno de preguntas y pasadas las 13.00 horas tiene lugar la celebración de la Eucaristía en la capilla del Colegio Calasancio. La preside Monseñor Eusebio Hernández, agustino recoleto, obispo de Tarazona y Miembro de la Comisión Episcopal para la Vida Consagrada.
A las 17.00 horas se reanuda la sesión vespertina de este 3 de abril con un breve momento de oración a partir de otro vídeo con algún fragmento de la oración utilizada el primer día, como ya se hiciera por la mañana. A continuación inician las ponencias de la tarde:
Dios para vivir
D. F. Javier Vitoria Cormenzana, profesor emérito de la Universidad de Deusto, comenzó su exposición haciendo una confidencia: confiesa que la invitación a participar en esta Semana le produjo una gran alegría y aceptarla le hizo sentir una gran responsabilidad. Seguidamente hizo dos aclaraciones metodológicas y se metió de lleno en el tema.
En primer lugar, indica que el lenguaje sobre Dios pertenece al género del testimonio y presenta al Dios vivo del que habla la Biblia y no al Dios que presenta la filosofía.
En segundo lugar, ofrece una reflexión en la que nos invita a convivir con el Dios vivo. Insiste en varias ocasiones diciendo que según la tradición cristiana Dios no permanece distante, baja a socorrer al hombre, e identifica esta Presencia en la historia, Jesús de Nazaret. Señala también que el habernos encontrado con Dios nos hermana y nos coloca en unas buenas manos, las del Abbá del Reino. En este Reino en construcción los cristianos nos percibimos portadores de una esperanza para los más necesitados. En definitiva, la experiencia de encuentro con Dios aunque requiera espacios y tiempos específicos acontece en el surco mismo de los procesos históricos.
Finalmente afirma que de la vida en el espíritu nos cambia, nos transforma y nos convierte, como a Saúl, en hombres y mujeres nuevos y nos ofrece cinco rasgos para nacer a una vida nueva:
1. Vivir liberados por un impulso vital excéntrico más vigoroso que el amor propio.
2. Vivir sostenidos por el impulso vital de la esperanza más fecundo que el temor a la muerte.
3. Vivir movidos por un impulso vital ascendente más fuerte que la gravedad.
4. Vivir guiados por una mirada con mayor poder de penetración que los artilugios humanos de observación.
5. Vivir acompañados por una alegría y felicidad más perdurables que la aflicción y el llanto.
Estos rasgos, que explicó brevemente, son la “prueba del algodón” que nos indica si vivimos en compañía de Dios o no.
Remata su ponencia afirmando que la vida vivida en compañía de Dios es
“ser totalmente buenos y misericordiosos, como el Padre”. Estas vidas, así vividas, anticipan en la historia el gozo eterno y la presencia de Dios.
En el momento de preguntas afirma con firmeza que “sólo el encuentro con Dios cambia los corazones” e invita a vivir de la alegría de sabernos amados por Dios.
Dios para imaginar e inspirar: textos e imágenes
Para cerrar la tarde, D. José María Martínez Manero, profesor de Religión Católica en la Enseñanza Secundaria, nos presentó por medio de diferentes lenguajes del arte cómo Dios se hace presente y palpable.
Comenzó su presentación agradeciendo todo lo que ha recibido de la vida religiosa a lo largo de su vida. Con palabras suyas: “¡ha sido una gracia!”
A continuación, sirviéndose de sus definiciones, nos recuerda las dos ideas centrales de su exposición audiovisual: el imaginar, o sea, representar idealmente una cosa, inventarla o crearla en la imaginación y el inspirar, es decir, infundir o hacer nacer en el ánimo o en la mente ideas o designios y referido a Dios, iluminar el entendimiento de alguien y mover su voluntad.
Seguidamente nos va mostrando a Dios por medio de textos y de fragmentos de películas. Entre los textos narrados destacan los referidos a san Juan de la Cruz. En cuanto a las imágenes filmográficas los fragmentos de Armas de mujer e Invictus. También nos presentó varios fragmentos musicales, entre ellos el Himno de la alegría de Beethoven.
Todo para mostrarnos que en la literatura, el cine y la música hay muchas referencias a Dios, al silencio de Dios, al exilio, a los profetas, a la nueva Jerusalén, a un sinfín de temas referidos a Dios.
Concluyó su ilustrativa exposición proyectando unas escenas de la película La Pasión, indicando que en Cristo “está la fuente que mana y corre”.
Ciertamente, una “lección de sensibilidad”, “una lección para imaginar e inspirar”.
A las 20.00 horas, puntualmente, Luis A. Gonzalo da por concluido este segundo día recordando el horario del día siguiente.