Con ánimo de seguir sirviendo a la vida consagrada desde nuestro propio espíritu claretiano, es decir, desde nuestro ser misionero, se inauguró en la tarde de hoy el Curso Académico 2023-2024 del Instituto Teológico de Vida Religiosa (ITVR) y la Escuela Regina Apostolorum (ERA). Así, servir y estar cerca de las comunidades de vida consagrada mediante el acompañamiento espiritual, la iluminación doctrinal o asesoramiento jurídico fue el primer deseo que el superior mayor de esta provincia, el P. Adolfo Lamata, trasladó a los alumnos, profesores e invitados en sus palabras de saludo. Un pequeño discurso que condensó el sentir congregacional, y que el propio P. Lamata quiso completar trayendo a la memoria del auditorio aquellas palabras que el papa Francisco dedicó a nuestros hermanos del Instituto Teológico de Roma en su 50º aniversario, hace casi un año, cuando nos animaba a ofrecernos antes que nada “como casas de acogida, de alabanza y de acción de gracias”.
“Un curso nuevo no es solamente un período cronológico distinto, es mucho más, es un kairós, una oportunidad nueva”, enunció por su parte el P. Antonio Bellella, director del ITVR, desde la mesa institucional. “Implica preguntarse tanto por lo que hacemos como por cómo lo queremos hacer; supone detenerse a considerar en que punto del camino estamos y por dónde nos gustaría continuar”, proseguía. El religioso, en un ejercicio de “legítima ambición”, pasó a preguntarse en voz alta, cómo sería el ITVR con el que soñamos hoy para los próximos años. Seguidamente, respondió a su cuestión subrayando tres aspectos: “Primero, ha de ser un Instituto que busca mantenerse con la fuente de la vida”. En segundo lugar, ha de ser un centro de estudios universitarios que “sintonice con el sueño de una Iglesia mejor y de un mundo mejor, orientando desde esta perspectiva su esfuerzo docente, investigador y de asesoramiento a la vida religiosa”. Finalmente, “quisiéramos seguir poniéndolos en diálogo con cada discernimiento y búsqueda de nuestra Iglesia, atendiendo a las dificultades y debates que surgen al calor de la sociedad actual”. “Para ello, -se sinceró- queremos recibir y entregar lo mejor de cada uno, en un camino de formación universitaria con apertura de mente y espíritu, capaz de abonar un terreno fértil donde los sueños de cada miembro de la comunidad académica se puedan hacer realidad”.
Así, con este espíritu comenzaron los actos de inauguración, que al igual que estos últimos años, dieron inicio con la Misa del Espíritu Santo, celebrada en el Santuario del Corazón de María de la madrileña calle de Ferraz, y presidida por el Card, Carlos Osoro, arzobispo emérito de Madrid. El prelado, siempre tan cercano a nuestro Instituto volvió a expresar el cariño y la gran estima que siente por la vida consagrada, por el trabajo fecundo del ITVR - ERA y los buenos frutos que gracias a la labor académica se han ido diseminando en todo este tiempo por esta diócesis de la capital de España y por otras del mundo entero. A la celebración y a los actos posteriores acudieron diversos claretianos de nuestra provincia, como los PP. Luis Arribas y Anthony Igbokwe, del gobierno provincial, y otros religiosos y amigos de la casa, como el Hno. Jesús Miguel Zamora, secretario de CONFER y su antecesora en el cargo, la religiosa calasancia Julia García Monge.
Así, después de la eucaristía de inauguración del curso, se desarrolló el resto del programa del acto académico, ya en el salón del acto del ITVR. Allí, tras las palabras del superior provincial, con las que invitaba a cuidar la calidad del estudio y de la investigación a fin de “estar a la altura de los problemas del tiempo presente”, la secretaria de nuestro centro de estudios superiores, Laura Zamora, leyó la memoria del curso pasado, haciendo constar tanto el curso ordinario como las múltiples jornadas y seminarios de formación extraordinarios que se ofrecieron tanto presencialmente como vía online. Destacó entre ellas la importancia de la 52º Semana Nacional de Vida Consagrada, que fue seguida por trescientas personas que asistieron como público y más de mil quinientos consagrados que se conectaron telemáticamente. Por otra parte, ha habido diversas actividades, conferencias y coloquios organizados junto a otras instituciones de la Iglesia española, como la Conferencia Española de Religiosos o la Conferencia Episcopal. Por su parte, la Escuela Regina Apostolorum desarrolló en el anterior año académico las actividades que le son propias, es decir, el aula de formadores, el aula de internoviciado y el aula de formadores.
Las publicaciones de los profesores suman más de varias docenas de artículos y el crecimiento de la biblioteca especializada del ITVR, ronda ya los 40000 títulos, a los que se suman cerca de 76000 volúmenes de revistas encuadernadas y accesibles para los estudiantes, profesores e investigadores.
A continuación, llegó el turno de la lección inaugural que corrió a cargo del Prof. Adrián de Prado, misionero de esta provincia claretiana que desde hace años amplía sus estudios superiores en Roma. El joven teólogo impartió bajo el título “Novedades presentes de la vida resucitada. De la desolación que nos arrastra a la luz que nos hilvana”, una brillante disertación que tuvo como núcleo fundamental la novedad pascual y su capacidad para transformar las condiciones en que desarrollamos nuestra existencia. “¿Estamos condenados a soportar unas condiciones adversas que nos arrastran a la desolación?”, formuló el experto. “¿Es esta desazón por las cosas de veras insalvable o puede la vida resucitada imprimir su novedad en dichas coordenadas, transformándolas en lugares propicios para la esperanza?”, proseguía. “La resurrección no sólo despierta y levanta al ser humano en su misterio último sino también en su universo cotidiano”, afirmó De Prado, que, a renglón seguido y adentrándose más en la Escritura, en concreto en el cuarto evangelio, advirtió cómo la luz del Resucitado se refracta a lo largo del texto sagrado de san Juan”. “Los signos de Jesús son siete milagros más milagrosos que ninguno de los testimoniados en los otros tres evangelios, y están narrados exageradamente, subrayando la desolación del mundo y del hombre, para que se vea la novedad de la luz que nos asalta con Cristo”, resumió.
Para finalizar, el director del ITVR, P. Antonio Bellella, tomó la palabra. “Seguimos trabajando para que nuestro Instituto sea un ámbito de encuentro, diálogo y debate”, y así pasó a anunciar que “este curso proponemos un acercamiento a otro concepto de clara raigambre y resonancia bíblicas, el de «Novedad»”. “Pretendemos así aprender de nuestro pasado, transformándolo en un dinamismo”, completó. “Por ello el ciclo de Conferencias «Los Jueves del ITVR», que empieza el próximo jueves, se centra en cuatro aspectos que históricamente han marcado la trayectoria de la vida consagrada: la ascesis, el evangelio, la evangelización y el testimonio”.
El P. Bellella también anunció otra de las novedades para este curso 2023-2024: “hemos preparado una sugerente propuesta para el Aula de la Vida Consagrada, y este año, en sintonía con la Iglesia Sinodal, con la eclesiología del Concilio Vaticano II y con la doctrina social del Santo Padre Francisco, profundizaremos la Comunión y en la Fraternidad”, concluyó.