“Hablar entre nosotros de relación es hablar de la médula de nuestra vida consagrada”, afirmó el Card. Bocos en la primera de las conferencias de esta LI Semana Nacional para Institutos de Vida Consagrada. La tradicional cita pascual de los religiosos españoles, que en esta ocasión, como en las más recientes, se ha abierto a retransmitirse forma online llegando a más de 2000 religiosos, tiene este año un lema muy sugerente: «Somos relación. Somos en relación».
Así, el cardenal claretiano pasó a explicar hasta cinco vectores que sirven para transitar por la pregunta que fue al mismo tiempo el título de su conferencia, ‘¿Por qué es importante el tema de la relación?’ Y procurando contestar, comenzó diciendo que “en primer lugar, porque el fluir de nuestras ideas, sensaciones y sentimientos lleva a que nuestras relaciones y vínculos sean poco estables”. “Tan relacionados y tan solos”, concedió.
En segundo término, argumentó otra razón, ya más específicamente centrada en la vida consagrada: “porque las crisis que suceden entre nosotros son crisis de relación”. “Por eso es necesario hacer un chequeo a fondo de nuestras relaciones y vínculos con Dios. Hemos de acabar con las vidas adosadas o el miedo a los semejantes”, animaba. Seguidamente, “planteo esta pregunta –la referida a la importancia de las relaciones– porque necesitamos una sobredosis de comunión”, exhortó. Además, “en nuestro mundo no dejan de surgir en proporciones inesperadas nuevos modos de comunicarse y vincularse, pues no han dejado de crecer los anhelos de estrechar vínculos de comunión”. Por último, “porque la misma Iglesia se ha mostrado persistente en invitar a compartir la misión y la espiritualidad con otras formas de vida, animándonos a superar los protagonismos”. Pero a renglón seguido lamentó cómo las descripciones del deterioro de las relaciones en el mundo en que vivimos son bien abundantes, y remitió a referentes que muestran nuestra precariedad y el resquebrajamiento de las relaciones en nuestro mundo. “Ante esta situación la Iglesia no ha estado muda”, recordó el misionero, “y han sido insistentes y potentes las voces que llaman a discernir, purificar y ensanchar las relaciones”. “El papa Francisco se ha mostrado en este sentido un auténtico apóstol que no ha dejado de fomentar y animar las relaciones con Dios, entre los hombres y con todo lo creado”. “El magisterio del papa Francisco es como un manual de relaciones y vinculaciones”.
Avivar la esperanza
Por último, el Card. Bocos buscó despertar y avivar la conciencia de cómo estamos constituidos en relación. Y así subrayó, en primer término, “cómo, en nuestra sociedad, se olvida el origen y fin de la relación”, y como antídoto propuso la necesidad de reabrir la extensión del vínculo del ser humano con Dios y con los hombres. “La religación es el fundamento de toda obligación. En la religación se pone de relieve la procedencia; y en la obligación, el hacia dónde vamos”. Seguidamente, abundó en esta idea con una frase cargada de profundidad: “Cuando un cristiano se pone a pensar en su condición de ser en relación a los vínculos que le construyen y con los que edifica la comunidad, acierta pensando que su vida está marcada por la cruz”.
Finalmente, tratando de hacer foco en cómo dar más calidad a nuestras relaciones humanas y a los vínculos en la Iglesia y en la vida consagrada, enunció que “cultivar las relaciones es el sano ejercicio de la renuncia y de la entrega, teniendo en consideración a los otros como prójimos, pues nuestras más vigorosas y firmes vinculaciones no se hallan en el compartir ideas y sentimientos, sino en estar en las mismas creencias”.
Santiago Guijarro: “Jesús expresó la convicción de que Dios era su Padre, y siempre de forma entrañable. Así le veía, como su Abba”
Seguidamente tomó la palabra el profesor Santiago Guijarro Oporto, catedrático de Nuevo Testamento en la Facultad de Teología de la Universidad Pontificia de Salamanca (UPSA y académico de número de la Real Academia de Doctores de España en la sección de Teología, que trató la relación filial de Jesús con el Padre, y que tenía un objetivo claro: en qué medida dicho vínculo da forma a sus otras relaciones. “Para entender la novedad de la relación de Jesús con Dios necesitamos saber cómo fue su vivencia religiosa, pues en ese marco se puede entender por qué se dirigía a Dios como Padre”. Así, “la relación de Jesús con Dios maduró en una situación concreta, y acabó invocando a Dios de una forma entrañable, Abba”. “Su comportamiento, especialmente con los más vulnerables, imitaba el que Dios habría de tener con sus hijos, y esta actitud filial de Jesús está en consonancia con lo que se esperaba de un padre en cualquier contexto, subrayando el perdón y la acogida”.