Moderado por el misionero Fernando Prado, el coloquio de la tarde de hoy nos trajo testimonios de religiosos que suponen un paso valiente y firme a favor de las personas migrantes y vulnerables
El panel de la tarde estuvo marcado por cuidado y acompañamiento de las personas migrantes y desplazadas, también al hilo de actualidad con las tristes noticias que nos llegan en las fronteras de este mundo nuestro, aquí y allá. ‘Ungidos para evangelizar a los pobres’ fue el tema propuesto para este coloquio en el que participaron la Hna. Iraida Meza, y los religiosos José Manuel Sauras y Alberto Ares, tres consagrados que son testimonio de vida en las periferias.
“Nos hemos olvidado muy pronto de que los españoles hemos sido migrantes. Cuando nos sucedía a nosotros, lo veíamos como justo”, inició el hermano de la Salle. “¿Y ahora nos lo cuestionamos?”, interrogó. La hermana Iraida Meza, del Área de Justicia Y solidaridad de CONFER, intervino poniendo encima de la mesa la necesidad de una actitud de apertura: “nosotros estamos llamados a hacernos prójimos, hermanos cercanos”. En este sentido abundó el religioso jesuita Alberto Ares: “Aquellos que estén hoy más desesperados siempre van a buscan una salida y nosotros como vida consagrada debemos entrar en dinámicas de análisis, donde no podamos quedarnos fuera de estas situaciones”. Pero no solo de análisis. “A nivel humanitario, la verdad es que no podemos mirar a otro lado, son hermanos nuestros”, concedió.
Comenzó el turno de conferencia la religiosa venezolana afincada en Madrid, en un contexto de periferias, compartiendo vida con sesenta familias en situación de especial vulnerabilidad, dentro de un residencial de Cáritas. Muchas de estas familias son emigrantes y ella es de las que no tiene miedo, de las que se involucra por vocación. “La vida religiosa se siente llamada crear espacios para la justicia y la solidaridad”, comenzó. “Nuestros votos se pueden ver dañados si no los ubicamos en el aquí y en el ahora, y por eso necesitamos desarrollar acciones con convicciones claras y tenacidad, introducirnos a un verdadero encuentro con los pobres y dando lugar a un compartir que sea un estilo de vida”.
La siguiente intervención fue una llamada a educarnos para la justicia y la equidad, y fue pronunciado por el hermano lasaliano José Manuel Sauras. Testimonio de una vida consagrada muy viva que sigue queriendo construir un mundo mejor a través de la oenegé donde sirve, Proyde. “A toda nuestra acción social hay que ponerle un marco. Es, en cierta medida, como un puzle. No podemos empezar rellenando las piezas del centro. Sin el marco, que en nuestro caso brota del Evangelio, no se entendería nada”.
Finalmente, el P. Alberto Ares, último panelista de la tarde, nos ofreció el testimonio de cómo trabaja la Compañía con personas migrantes y refugiados. “Para nosotros es una de las grandes prioridades de nuestra misión apostólica”.
“La pregunta clave es ¿podemos vivir juntos? Últimamente los acontecimientos nos dejan claro que las circunstancias son complejas, pero no debemos perder la perspectiva, y es que muchas de las situaciones que vivimos vienen concatenadas. Ahora vemos que del covid pasamos a una recesión económica, que traerá injusticia, y que tendrá consecuencias en el gobierno de los pueblos. La ola cada vez es más grande, y golpea más fuerte cada vez a los más vulnerables”. “La migración, lo vemos cada vez más claramente, se usa como arma política. Y esto condiciona los gobiernos. Es como un juego para ellos, pero para nosotros debería ser una línea roja. Tenemos que decir, ‘no podemos jugar con la vida de las personas’”, argumentó.
Vivimos hoy en sociedades muy diversas y tenemos que aprender a convivir de manera renovada. Esos testimonios de religiosos suponen un paso valiente y un gran esfuerzo. En todos los lugares vemos cómo afloran los prejuicios y los miedos, y no es fácil aterrizar este discurso de manera tan comprometida. “Cuando juntamos todas las informaciones que nos llegan en una coctelera decimos, ‘yo soy muy poca cosa, y no puedo hacer nada’. De ahí que nuestra propuesta sea clara, -explicaba el P. Ares- trabajo en red en defensa de derechos de migrantes y su acceso a la ciudadanía. También con otras instituciones que no siendo de inspiración cristiana, trabajan en favor de estos colectivos”, finalizó el religioso jesuita.