No podemos quedarnos en la profundidad de los pensamientos, ni extasiados ante lo sublime e inefable. Aunque dirijamos la mirada al cielo es preciso pisar la tierra. Aunque entornemos la mirada para concentrarnos en la belleza, es necesario abrirla para ver la realidad. Hoy abordamos de forma práctica el tema de la Revitalización y mejora organizativa. El trabajo de hoy y también el de mañana tienen un mismo título: «Plan de mejora organizativa y de revitalización carismática». Los semanistas se distribuyeron en dos grupos: uno en la sede del itvr y el otro en el salón «Ángel Herrera».Intervinieron cuatro superiores/as provinciales.
En la sede del itvr, previa la oración con el Sal 23: «El Señor es mi pastor», expuso su experiencia, en primer lugar la superiora provincial de la Compañía de María: Hna. Begoña Zubizarreta. Un conjunto de razones llevó a las Hermanas de la Compañía de María a unir cinco provincias en una sola. La razón para emprender este proceso fue una percepción que se consideró urgente: animar coordinadamente los proyectos misioneros y la formación, así como el gobierno. Era preciso buscar formas estructurales nuevas que permitieran responder a las urgencias de la misión, a la revitalización espiritual y al diálogo conjunto. Estos pasos iniciales dieron como ruto la unificación que no es sólo proceso de organización de estructuras, sino fomentar la libertad, el discernimiento, la solidaridad y la unidad. Un proceso de esta índole no fe nada fácil, como se puede comprender. No faltaron resistencias ante cada una de las fases.
Intervino a continuación la Hna. Laura Calvo, Mercedaria de la Caridad. Presentó un proyecto que llamó de «refundación» dentro de su instituto. Sus motivaciones fueron: el desgaste de las Hermanas, una pirámide de edad invertida, la falta de vocaciones, la pérdida de la pasión del primer amor. El proyecto de las Mercedarias de la Caridad consiste en una nueva forma de gobierno por áreas de apostolado y áreas de gestiones diversas que afectan a varias provincias. La finalidad de esta «refundación» es retornar a lo más genuino del carisma siendo instrumentos de liberación. Como es obvio, fue preciso cerrar casas para dar respuestas a las necesidades de hoy. Resaltó la Hna. Laura la conversión radical de sus miembros para convertir el proyecto en realidad. El proyecto consiste, en definitiva, en relanzar la pastoral de los centros desde una experiencia de interprovincialidad. La intención última de este proceso es que los centros propios tengan un rostro evangelizador y carismático.
A las 11:15 estas dos provinciales se trasladaron al Salón «Ángel Herrera», en el que en el que habían intervenido, de 10:00 a 11:15 un provincial: el P. Manuel Tamargo (provincial de la nueva provincia claretiana de Santiago) y una provincial: la Hna. Oliva Vico (provincial de las Dominicas de santo Domingo).
El P. Tamargo expuso la experiencia de unificación de tres provincias en una (la de Santiago), previo el paso de una confederación de las provincias de Aragón, Castilla y León. El objetivo de la confederación previa era bien preciso: repensar la tarea evangelizadora para adaptarla a la realidad actual, teniendo en cuenta la nueva configuración de la sociedad. Ante las nuevas necesidades sociales, eclesiales y congregacionales, era preciso definir las prioridades pastorales, distintas y cambiantes. El P. Tamargo destacó los hechos más significativos de lo que fue la confederación: la consulta incesante a los claretianos de las tres provincias, las visitas frecuentes a cada casa de la confederación, la participación conjunta en diversos apostolados de las tres provincias, las reuniones por sectores: parroquias, colegios, superiores, centros de estudio, etc., respetando y aprovechando los ritmos. El resultado de este recorrido que ha durado unos tres años ha sido la creación de una sola provincia, no sin que hubiera que vencer resistencias.
El caso expuesto por la provincial Hna. Oliva Vico es algo distinto. Su experiencia es, tal vez, más atrevida que las anteriores. No se trata de unificar varias provincias en una o de dar un alcance interprovincial a los distintos apostolados, sino de formar una provincia dentro de la ya existente. La búsqueda y apertura a nuevas señales de vida que van surgiendo dentro de las comunidades hizo posible este planteamiento. Se pretende una nueva forma de vivir la fraternidad, de programar la formación, de revitalizar la espiritualidad y de sensibilizarse con los problemas de nuestro tiempo. Forman la nueva provincia treinta y una hermanas, agrupadas en siete comunidades. La media de edad de las hermanas es de 58 años. Las hermanas de la nueva provincia han encontrado lo que buscaban: revitalizar el carisma del instituto. El ganador de esta nueva provincia es todo el Instituto, cuyo gobierno general dio el «placet» para la formación de la nueva provincia.
A pesar de lo apretado de la mañana, los organizadores de la Semana encontraron un hueco para que el carmelita Francisco Brandle diera a conocer a la Hna. Cristina Kaufmann, colaboradora del Instituto, tanto en las Semanas como en las publicaciones. A ella la debemos una bellísima meditación sobre el cuadro de la Dolorosa de El Greco. Fue publicada en las actas de la semana de 1986, con el título siguiente: «La verdadera contemplativa: un estimulo para la vida religiosa actual». Colaboró en el Diccionario Teológico de Vida Consagrada, con un artículo sobre el «silencio». Fue, sobre todo, una carmelita «andariega», no porque se lanzara por los caminos geográficos, sino por las rutas del Espíritu, buscando siempre cómo ser una auténtica carmelita actual, fiel a Teresa y fiel al Vaticano II. Lo propio de la Hna. Cristina fue traducir de forma sencilla y cercana el amor de Dios al mundo de hoy. Revitalizó la vida carmelitana con su santidad de vida.
Mª Isabel Aguado Sánchez
Ismael Correa Marín
Edith Carmen Vilca Calcina
Ángel Aparicio Rodríguez
(Cronistas)