Sesión matutina
Dialogo con los ponentes:
Juan de Dios Martin Velasco: Selecciono la pregunta sobre la formación para la oración y la mística, ya que fue formador del Seminario de Madrid durante varios años y dijo lo siguiente: 1º Ayudar al sujeto dándole estructura personal y despertándole de su vida superficial y divertida. 2º Una vez despierto, llegara el momento que el formador solo le ayudara con el testimonio. 3º Ayuda a la persona orante, la existencia de una comunidad o grupo que vive la presencia de Dios, aquí el formador solo puede acompañarlo.
Otras respuestas: La vida contemplativa y la vida mística, no abarca a todos los contemplativos y místicos, en ella no están todos. Hay que evitar las falsas repuestas: “Dios lo quiere”, “Dios castiga”, son indignas de Dios.
Dios es noche siempre, supera lo que ofrecen los sentidos. Un Dios tapagujeros, no es Dios. No buscar a Dios en ningún lugar, que no sea todas partes. La espiritualidad cristiana es personal, Dios es para el hombre un Tú.
Nuria Calduch Benages: La Biblia es un libro literario, cultural y de lenguaje. De una manera literaria, expresa los problemas humanos, el amor, la lucha contra los enemigos y todas las realidades de la vida.
La Biblia no teoriza, para entenderla hay que entrar en los personajes históricos, en su realidad y ahí se puede apreciar su experiencia de Dios.
La figura del orante en los salmos, parece individualista, pero es un yo, que representa un nosotros, a los seres humanos, es figura literaria que hay que interpretar.
El anhelo de Dios es un problema antropológico, está en lo profundo del ser humano, ya que somos incompletos, deseando un más allá de nuestras posibilidades. Nunca estaremos contentos de la realidad de nuestra vida.
LA MISTICA DE NAZARET.
Hermano Marc Hayet, exprior general de los Hermanos de Jesús. Como vivimos los hermanos de Jesús refleja el rostro de Dios, de quien nos enamoramos. Los hermanos, siguiendo el ejemplo de Jesús de Nazaret, que vivió humilde y escondido, vivimos de igual manera. Una vida inserta con los pobres, con aquellos que no tienen nombre, ni influencia, para ser sus hermanos. Es una congregación contemplativa, sin ninguna pastoral, solo con el testimonio y una vida cercana a la vida de la gente. Yo he trabajado como barrendero y acabo de jubilarme. La gratuidad, es el corazón de nuestra vocación, testimoniar el amor de Dios, estar con la gente para ser hermanos. Nos inspiramos en Charles de Focould, “He prendido mi corazón en Jesús de Nazaret, y como puedo, quiero imitarlo”. Nazaret lugar insignificante, Jesús hombre de pueblo. Nos habla de Dios como un campesino.
N o se trata de ser como los pobres, no podemos ser como ellos, nos ubicamos como hermanos y nos perdonan nuestras seguridades. No para enseñarles sino para caminar junto a ellos. Un gran testimonio de este hermano, que con su vida junto a los pobres en lugares pobres, nos ilumina nuestra vida religiosa, que muchas veces con nuestras obras oscurecemos el testimonio.
Sesión vespertina
El primer ponente de la tarde fue el Cardenal Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga, arzobispo de Tegucigalpa y salesiano que se confesó “religioso por vocación y obispo por obediencia”. Su ponencia nos recordaba que hoy hace falta más entrega que préstamos, más misión que voluntariado y presentaba con claridad la opción por la vida religiosa como la opción por el martirio y la vida mística pues los ejes de esta vocación son el amor entregado hasta el extremo que atestigua con su propia vida la Buena Noticia y una vocación que lleva a la alegría y a una libertad que es hacer, por amor, lo que le agrada al Amado.
El modelo a contemplar para hacer vida la mística y el martirio hoy, como auténticos “controles de calidad” de nuestro bautismo, es Jesucristo que vivió unido en la intimidad con el Padre y en entrega total a los otros y en Quien encontramos el modelo de cómo vivir y cómo morir. Fuimos invitados por el ponente a hacer visible nuestro testimonio y a retomar el de tantos hermanos y hermanas en la fe que entendieron que vivir la persecución como debilidad es fruto de no haberse sumergido en el Misterio de Cristo en Dios. Concluyó afirmando que hablar de martirio y de mística es hablar de santidad y que no hay nada más auténtico en la vida de la Iglesia que el testimonio, que no podemos desoír, de los mártires y los místicos.
Tras el descanso Olegario González de Cardedal, profesor de la Universidad Pontificia de Salamanca, nos presentó ya en el título de su ponencia las verdades fundantes de nuestra vida cristiana: Jesucristo: Misión, Misterio y Mística.
Recordó que la religión cristiana es una religión profética, histórica, fundada por personas concretas, personal y personalizadora tanto en lo referente a Dios como a la persona humana, lo que hace que la fe y la revelación sean los puntales en los que se apoya. A partir de estos fundamentos criticó cierta “invasión mística” que abunda actualmente y que acalla los criterios y exigencias del Evangelio, considerando que se apela a la mística como medio de superar vacíos y exageraciones anteriores.
Tras un breve recorrido por la evolución histórica del término “mística” en la tradición cristiana, nos recordó que solo podemos decir de Jesús que fue un místico si nos referimos con ello a vivir continuamente en presencia de Dios, pero no si nos referimos con ello a una categoría de hombre religioso caracterizado por la ascesis y la separación de la sociedad. Insistió en recordar que la experiencia de Dios (la santidad, la felicidad y la experiencia mística) es don y que quienes pretenden buscarla por sí mismos la pierden. No confundamos mística con querer dominar a Dios ni con apropiarnos de sus dones.
Con la celebración final en torno al Cantar de los Cantares, terminó la sesión del día de hoy.