Caridad y Misericordia: curar las heridas del mundo
La 45ª Semana Nacional ha seguido su andadura en esta mañana de sábado. Con un aplauso fue recibido el cardenal filipino Luis Antonio Tagle, arzobispo de Manila y presidente de Caritas Internationalis, de quien corrió a cargo la primera ponencia del día. Como ha venido siendo habitual, la jornada se puso en manos de Dios con la oración. Un instante después, el P. Carlos Martínez tomó la palabra para introducir un testimonio de unas religiosas filipinas que relataban su experiencia de Misericordia. Acto seguido dio la bienvenida al cardenal Tagle y presentó su trayectoria biográfica y eclesial.
Y con una amplia sonrisa dibujada en la cara dio comienzo a su exposición. Lo hizo felicitando la Pascua a todo el auditorio y agradeciendo la invitación. Al principio dijo que pretendía hacer una meditación. En primer lugar, como presidente de Caritas Internacional, se dispuso a enumerar cuáles son las heridas que sufrimos los seres humanos y especialmente los pobres: desnutrición, etnocentrismo, individualismo, intolerancia religiosa, xenofobia, violencia, corrupción, explotación sexual, consumismo, esclavitud, terrorismo, e incluso los abusos cometidos en el seno de misma la Iglesia. Dijo que el hecho de que existan heridas, establece la necesidad de curarlas.
En segundo lugar continuó haciendo alusión al archiconocido pasaje del evangelio de Juan en el que Tomás no da crédito a la presencia del Señor Resucitado. Con esto quiso decir que Jesús fue aquel que enseñó sus heridas a sus discípulos. Afirmó que para confesar nuestra fe, es necesario ver y tocar las heridas de Cristo, y que éstas siguen permaneciendo en nuestro mundo en todas las situaciones mencionadas anteriormente. Solo una fe herida es creíble. Jesús fue aquel que se dejó herir por amor a los demás. Y solo desde la compasión y la Misericordia es posible curar las heridas. Un rato después contó la historia de una joven birmana que sufría por ser refugiada, y que con sus propias heridas, ella misma ha tenido la posibilidad de sanar las de otros.
Y en tercer lugar, interpeló al aula con una pregunta: ¿A dónde iremos a parar cuando acabe la Semana Nacional? Invitó a dejarse llevar por la fuerza del Señor Resucitado que es el que empuja a los discípulos a ir a Galilea. Del mismo modo exhortó a los consagrados y consagradas a ir las Galileas de nuestra actualidad, con lo que ello conlleva. Más adelante, relató su experiencia con los refugiados de Idomeni.
La exposición finalizó con un sonoro aplauso, porque su testimonio ha sido muy emotivo y conmovedor. Cabe destacar la profundidad de sus palabras, que han nacido de lo más profundo de su corazón.
En misión misericordia, Mt 25
La segunda parte de la mañana estuvo marcada por la puesta en escena de una mesa redonda en la que cuatro consagrados dieron su testimonio de Misericordia en algunos de los ámbitos más dolorosos de nuestra sociedad. Moderó y presentó este rato de compartir, el P. Pedro Belderrain, misionero claretiano y actual Superior provincial en funciones de la provincia de Santiago. Un instante después comenzaron los testimonios. El primero fue el P. Paulino Alonso, OSST. El religioso trinitario centró su exposición en la pastoral penitenciaria, que desarrolla en Madrid, aunque él prefería llamarlo pastoral de la libertad. Relató cómo es su trabajo en la prisión de Soto del Real y cuál es el modo de hacer presente la Misericordia de Dios. La segunda en hablar fue la Hermana María José Marcos, HSCJ. Esta hermana hospitalaria que actualmente vive en la ciudad castellana de Palencia, narró su experiencia pastoral en el ámbito de la salud. Matizó que su labor se centra especialmente en los enfermos mentales, en donde ella transmite la Misericordia de Dios. La siguiente en hablar fue Consuelo Rojo, AASC. Esta joven religiosa adoratriz, que reside en Burgos, explicó cómo en su vida manifiesta la Misericordia de Dios acompañando a mujeres explotadas, de un modo especial entre mujeres pobres que han sido forzadas a ejercer la prostitución. Y en cuarto lugar habló el P. Severino Lázaro, SJ. Este sacerdote jesuita relató cómo transmite la Misericordia de Dios entre los inmigrantes y refugiados, en Pueblos Unidos, una organización cuyo fin es acompañar en la inserción social de los inmigrantes del África subsahariana.
Al final, cada uno de los participantes de la mesa redonda lanzó una serie de desafíos que la Iglesia y la vida consagrada podría asumir.
La misericordia en el cine
Con treinta minutos de antelación respecto al día de ayer, la sesión de la tarde empezó a las 16.30 con la correspondiente oración, recitando el himno de la próxima Jornada Mundial de la Juventud que se celebrará en Cracovia el próximo verano. Tomó la palabra el P. Pedro Sarmiento, misionero claretiano, para introducir la reflexión de la tarde: la misericordia en el cine. Para ello se contó con la presencia del P. Peio Sánchez, profesor de la Facultat de Teologia de Catalunya y miembro de las comunidades de ADSIS.
El objetivo de la conferencia fue dar a conocer cómo en el mundo del cine ha estado presente la vida consagrada y su testimonio de misericordia. Para lograr esta meta proyectó un elenco de escenas en las que fue trazando las características de la vida consagrada representada en el séptimo arte. Introdujo la ponencia con una escena de Monsieur Vincent (1947) de Maurice Cloche en el que quiso poner de relieve a los pequeños servidores de los pobres. En primer lugar, enfocó la acogida de la llamada a la compasión en películas como Canción de cuna (1994) de José Luis Garci y Los ángeles del pecado (1943) de Robert Bresson. En segundo lugar, destacó los conflictos del camino de la misericordia en escenas de: Historia de una monja (1959) de Fred Zinnemann; La misión (1986) de Roland Joffé; Philomena (2015) de Stephen Frears. En tercer lugar reflejó la fuente de la misericordia en La séptima morada (1995) de Marta Mészaros. En cuarto lugar proyectó escenas de películas en las que queda reflejado la misericordia vivida en comunidad como: La isla (2006) de Pavel Lungin o De dioses y hombres (2010) de Xavier Beauvois. En quinto lugar y a modo de conclusión proyectó La historia de Marie Heurtin (2014) como una película que es un canto a la misericordia.
Formar para el siglo XXI en clave de misericordia
La última conferencia del sábado fue guiada por la Hermana Pilar Arroyo, HCSA. Ésta fue presentada por Susana Nieves, HCSA y profesora de la ERA. Delineó los datos biográficos de la Hermana Arroyo, su trayectoria académica y las responsabilidades desempeñadas en su congregación. Del mismo modo introdujo el tema que desarrolló la Hermana Pilar Arroyo.
La Hermana Arroyo inició su conferencia poniendo de relieve que la formación en la vida consagrada es un camino para todos. Acto seguido recordó que la formación está inserta en el siglo XXI; época llena de paradojas y de contradicciones. Afirmó que a lo largo del proceso formativo, es necesario transmitir el apasionamiento de esta forma de vida en el actual contexto histórico. Por otro lado, propuso que hay que saber conjugar la propia raíz y el vuelo; la itinerancia y permanencia; y el hogar y la intemperie en el presente que vivimos.
En segundo lugar afirmó, basándose en el capítulo 15 del evangelio de Lucas, que la formación en la vida consagrada tiene que tener como horizonte la misericordia como clave fundamental. A lo largo de este capítulo, el formando tiene un paradigma de una vida enraizada en la misericordia porque recordando que: se acercaban a él para oírle, la formación busca una actitud de interioridad que saboree lo entrañable. También es un capítulo en el que el formando tiene un punto de búsqueda y encuentro que le permite mirar más allá y escuchar su adentro. Por otro lado, enseña al formando un camino de reconocer su propia fragilidad y la de los otros con alegría, especialmente la debilidad de la comunidad y la misión. Y por último, el capítulo obra lucana es todo un resumen de la compasión del Dios Padre que se conmueve y se abalanza hacia el hijo que estaba perdido. Del mismo modo, la formación en la vida consagrada es un aprendizaje de este Padre que ama y que perdona. Concluyó diciendo que la tarea formativa es un ejercicio en el que hay que cultivar un corazón con latidos de misericordia.
Tarde de oración
El final de la jornada del sábado culminó con un concierto-oración que animó el grupo Ain-Karem.