Bajo el lema de La vida consagrada con entrañas de misericordia ha empezado la 45ª Semana Nacional para Institutos de vida consagrada en el aula Ángel Herrera de la fundación Pablo VI de Madrid. Con un buen nutrido grupo de participantes que paulatinamente han arribado a este lugar, se ha iniciado un año más este evento, que como viene siendo habitual, pretende ahondar en la esencia de esta forma de vida en la Iglesia. Esta 45ª Semana Nacional ha sido organizada por el Instituto Teológico de Vida Consagrada.
La tarde comenzó con un momento de oración con un marcado carácter pascual. Tras este instante de recogimiento, el P. Carlos Martínez Oliveras, director del ITVR, presentó y saludó a los ponentes de la sesión inaugural, entre los que se encontraban monseñor Carlos Osoro, arzobispo de Madrid; el P. Matthew Vattamattan, Superior General de los Misioneros Claretianos y presidente del ITVR; la Hermana Rosario Ríos, presidenta de CONFER; y el P. Gonzalo Tejerina, Decano de la Facultad de Teología de la UPSA. Del mismo modo dirigió un saludo a monseñor Eusebio Fernández, obispo de Tarazona y miembro de la CIVCSA, que se encontraba entre el público. Acto seguido, los ponentes de la sesión inaugural mencionados anteriormente tuvieron unas palabras en las que agradecían y felicitaban el esfuerzo y la labor del ITVR como institución que ofrece con esmero un gran servicio a la vida consagrada en el ámbito de la reflexión teológica. Por otro lado, algunos de los ponentes alaban la oportunidad de celebrar esta Semana Nacional con el título con entrañas de misericordia. Cada uno de los ponentes tuvo la ocasión de profundizar en la relación entre vida consagrada y la misericordia enmarcándolo en medio de la coyuntura de nuestro mundo «tan herido y tan hiriente», tal como decía el P. Vathamattan. Al finalizar las intervenciones, se proyectó un vídeo sobre el servicio que ofrecen los Misioneros Claretianos a la vida consagrada con el ITVR y la ERA; la editorial Publicaciones Claretianas; y la revista Vida Religiosa.
Presentación de la Semana
En un segundo momento, el P. Carlos Martínez tomó la palabra para presentar el itinerario de esta Semana Nacional. Para ello centró su mirada en las situaciones dolorosas de nuestra actualidad como el drama de los refugiados o los atentados terroristas de Pakistán. En el marco del año de la Misericordia, destacó que estas lacras del mundo tienen que ser miradas desde esta categoría. Y desde ahí fue presentando el programa y el sentido de la misma. Delineó el itinerario de la Semana Nacional, que abarcará la mirada eclesial, bíblica, cristológica, histórica, teológica-sistemática, desde la misión, la experiencia pastoral, la formación y en último lugar, la mirada mariana. En definitiva, a lo largo de estos días, el objetivo de esta Semana Nacional es profundizar y pensar en el binomio vida consagrada y misericordia.
La Misericordia en la vida eclesial
En un tercer momento, el arzobispo de Madrid inició una exposición sobre la Misericordia en la vida eclesial. Agradeció el don de la vida consagrada como una forma de vida que refleja la Misericordia. Poco después subrayó las palabras del papa Francisco en las que manifiesta que la Misericordia es la madre de la Iglesia y la vital importancia que éste le da. La reflexión estuvo basada principalmente en la doctrina de Misericordiae vultus. Propuso que en la vida de la Iglesia es necesario un triple trasplante de ojos, corazón, y de moneda, que se caracteriza por la ternura y la Misericordia. Ésta no es una improvisación piadosa del papa, sino que, según dice monseñor Osoro, es la clave primordial de una auténtica reforma eclesial. Siguiendo la reflexión de Francisco, destacó que cada comunidad eclesial tiene la responsabilidad de ser misericordiosa con el contexto en el que se desenvuelve, para que todos se puedan sentir acogidos, queridos y perdonados. Finalmente subrayó la importancia de tener siempre abiertas las puertas de la Iglesia para que todo ser humano pueda sentir el amor misericordioso de Dios. La Iglesia no tiene que tener aduanas, sino que ella debe ser la puerta abierta de Jesús.
Francisco, el Papa de la Misericordia
En un cuarto momento, el P. Fernando Prado presentó al P. Antonio Spadaro, sacerdote italiano, jesuita, y director de la Civiltá Cattolica quien llevó a cabo la ponencia Francisco, el Papa de la Misericordia. A continuación, advirtió que ésta sería su primera conferencia en español. Habiendo aclarado sus dificultades lingüísticas, comenzó el recorrido de Francisco y su preocupación por la Misericordia. De hecho, forma parte del eje central de su pontificado; cabe recordar que el lema del papa es: Miserando atque eligendo. Con ello, quiso recalcar el P. Spadaro que la experiencia espiritual del papa se basa en el propio reconocimiento del mismo pontífice de su ser pecador y que ha sentido que el Señor lo ha elegido teniendo misericordia. Con ello quiso decir que la insistencia de Francisco en la Misericordia tiene sus raíces en la propia experiencia de Misericordia que el mismo ha experimentado a lo largo de su vida. Por eso, para el papa Francisco tiene una dimensión temporal, que se hace presente de manera muy concreta. La Misericordia es para el papa un proceso que Dios ha ido estableciendo con el hombre a lo largo de la historia, una historia en la que Dios siempre ha esperado a cada hijo suyo, o dicho en palabras del mismo papa: Dios nos primerea con su misericordia. De esta manera, se pone de manifiesto la imagen de un Dios que acompaña e integra con amor a la humanidad. Desde el comienzo de su pontificado, Francisco ha ido dando pasos en su reflexión de la Misericordia, que en un principio la presentaba como una puerta (Porta fidei) y en momento posterior la ha mostrado como un rostro (Misericordiae vultus). Queda claro que el papa Francisco tiene mucho interés en que la Misericordia sea la llave de una renovación eclesial que signifique un antídoto a la ideología de una Iglesia cerrada.
La segunda parte de la conferencia del P. Spadaro sobre el Papa y la Misericordia la titulaba como los tiempos de la Misericordia. Lo hizo desde la extensión del tiempo: pasado, presente y futuro. En el pasado hacía insistencia en el arte del olvido del mal y tener en cuenta el ser pecador. En el presente es necesario mirar las realidades de muerte y tomar una decisión urgente para poder salvar tantas vidas que necesitan la Misericordia de Dios. Y en cuanto al futuro puso de relieve que la Iglesia tiene que practicar con paciencia y ternura la terapia, porque dice que la Iglesia tiene que curar muchas heridas.
En tercer lugar, afirmó que la Misericordia adquiere la imagen de un cuerpo que con sus manos abraza, con la cabeza tiene empatía, con el corazón sabe dar consuelo, y que en definitiva, el rostro de la Misericordia es la imagen del Buen Pastor que cuida de sus ovejas. Y en conclusión, la Misericordia es omnipotente y eterna y siempre se derrama sobre el hombre.